La sangre del pelícano, Miguel Aranguren

Novela de acción con trasfondo religioso aparecida en 2007, en pleno auge de las fantasías noveladas de Dan Brown y consortes. Conserva la estructura y el ritmo in crescendo de otros bestsellers de este género si bien, esta vez, el tenor es amistoso con la Iglesia Católica.
Albertino Guiotta, un sacerdote con vocación tardía que trabaja en una parroquia de un suburbio romano, recibe un anónimo intranquilizante en su confesionario que le lleva a descubrir un cadáver decapitado en un parque romano. A partir de ese momento se suceden en una cadencia trepidante otros acontecimientos no menos macabros en China y en Granada, en paralelo con el ascenso mediático de una comunidad mesiánica en Francia, misteriosas desapariciones y una conferencia internacional en las Naciones Unidas. Guiotta se ve arrastrado a su pesar en la investigación que dirige el excéptico comisario Luigi Monticone, durante la que asumen un papel cada vez más relevante el pasado del sacerdote y sus contactos con los miembros de una secta satanista.
Una periodista agnóstica redactora de una revista francesa y su fotógrafo completan el reparto de una novela en la que los acontecimientos van acelerándose hasta culminar en una vigilia nocturna en la plaza de San Pedro. En la narración se intercalan consideraciones y explicaciones sobre la religión católica, tanto del narrador como puestas en boca de los protagonistas, que pueden ser necesarias para entender la trama pero que, todo hay que decirlo, disturbian en parte el ritmo del relato.
El libro vive más de la tensión que de un estilo literario cuidado. En cualquier caso, una vez empezado el libro, es difícil dejarlo hasta llegar a un final no exento de sorpresas.

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