Prólogo

Cuando le vi por primera vez, él aparentaba poco más de diez años. Era un chico despierto, aunque poco hablador. Se llamaba Julio Suárez, y había nacido en uno de esos inmensos barrios dormitorio de las afueras de Madrid, en una familia bastante normal, en la que sus padres se afanaban a diario para pagar la hipoteca y llegar a fin de mes. Mucho más tarde supe que había nacido el 1 de Enero de 2030, que no deja de ser una bonita fecha, y que tenía una hermana bastante mayor que él, aunque yo nunca llegué a conocerla. Por cierto, igual que Julio podría haber sido Julia, y Roma en lugar de Madrid, o 1870 en vez de 2030. No importa mucho, porque realmente este libro no trata de una persona, sino de muchos personajes metidos dentro de una vida, una vida de experiencias mezcladas que os van a ir contando los diferentes autores. En fin, que había que tener un hilo conductor, así que, si os parece, nos quedamos con Julio, con Madrid y con 2030.

Como os contaba, Julio parecía bastante inteligente, aunque no era demasiado brillante en los estudios. Estaba claro que le interesaban más otras cosas, como el cine o los deportes. Por cierto, apuntaba muy buenas maneras jugando al fútbol. Siempre pensé que podría haberse convertido en jugador profesional, aunque nunca supe si terminó haciéndolo.

Le perdí la pista unos años, hasta que volvimos a encontrarnos. Aunque yo era bastante mayor que él, parece que le debía caer simpático, porque siempre me contaba sus ideas y sus problemas con la mayor naturalidad, a pesar de ser bastante retraído con el resto de la gente. Había dado un buen estirón, y estaba justo en esa frontera difusa que separa a un niño de un hombre, así que resultaba a veces divertido y a veces irritante.

Una tarde estábamos en mi casa jugando con la consola holográfica cuando, de pronto, se quedó mirando a la ventana y, casi en un susurro, dijo:

-He decidido marcharme.

Estábamos a media partida, así que me sorprendió un poco.

-Puedes irte cuando quieras, pero te advierto que el primer autobús no pasa hasta dentro de una hora- le contesté.

– No me has entendido- dijo en tono cansino –me marcho de Madrid, de España y de Europa, antes de que ELLOS me encuentren.

-¿Ellos? ¿Quienes son ellos? ¿A qué te refieres?- pensé que a Julio se le había ido la olla del todo.

-No puedo decirlo, hay muchas cosas de mi vida que desconoces. Sólo puedo hacer una cosa: huir- parecía realmente asustado –es mejor que olvides que me has conocido, es peligroso.

Me quedé con la boca abierta, sin saber muy bien qué decir. El, mientras tanto, se había deslizado hacia la puerta y bajaba ya las escaleras de tres en tres. Me asomé a la ventana y vi que desaparecía por la esquina de la siguiente calle.

En los días que siguieron intenté ponerme en contacto con él de todas las maneras posibles, pero nadie contestaba al teléfono o al timbre en su casa, su móvil estaba desconectado y nadie parecía haberlo visto. Finalmente encontré un trozo de papel entre los discos de la consola. Decía lacónicamente: “Adiós”.

No he vuelto a verle desde entonces. Su vida era un completo misterio hasta que empecé a encontrar a gente que lo había conocido en algún momento, y ellos mismos fueron escribiendo sus propios recuerdos, que he recopilado en este libro. No esperéis un argumento, porque no lo hay. Son sólo cien personajes metidos en una vida.