El adolescente, por Leonor Canals

-Julio cariño… ¿por qué no quieres ir al instituto? – le repetía su madre
-¡pues porque no! ¡es una tontería! ¡¿para qué sirve?! ¡solo para perder el tiempo!
-no cariño, ahí puedes aprender, igual que en el colegio, además a ti
te encantaba el colegio- insistía su madre
-¡¿pero que dices?! ¡Si yo siempre he odiado el colegio!
-eso no es verdad y tu bien lo sabes… – decía su madre tranquila – de pequeño pataleabas para no irte de él
-eso es imposible… ¿cómo me va a gustar el colegio? Por favor mamá
no te inventes cosas ¿quieres? – discutía Julio
-no me invento nada corazón …
-¿¡ah no!? ¡pero si me estás diciendo que me gustaba el colegio! Cosa que es rotundamente imposible…
-no cariño te encantaba – decía su madre ya un poco cansada –
bueno, lo que quería decirte es que no es un instituto normal,
¿entiendes?
-¡ah! Ya se qué es, ¿es un internado, verdad? Claro, como soy un chico problemático no me quieres cerca para que no te estropee tu maravillosa reputación, ¿verdad? Es eso, ¿a que si? Pues bueno, si tan avergonzada te sientes a mi lado ¡me voy! – dijo Julio furioso, se fue directo hacia la puerta y dio un portazo tras de sí.
Su madre se quedó paralizada, donde siempre había una sonrisa, aunque fuera pequeña, ahora había una mueca de miedo, dolor y tristeza a la vez
-no cariño, no es por eso… – dijo en voz alta aunque ya nadie la oía…
¿o quizás si?
No me sé el nombre de la madre de Julio, pues él siempre la llamaba “la bruja querida” porque decía que era como una bruja cariñosa con la que sólo se había enfadado aquella vez, y cómo se había enfadado…
Su madre era la señora más amable, más cariñosa y más buena de todo el barrio, por eso se ganó el respeto y el cariño de casi todo el mundo, por eso decía Julio lo de su reputación. Su madre le quería muchísimo, aunque a veces no lo parecía, y por eso Julio aceptó venir al internado. Yo soy una amiga suya, me llamo Annabeth, tengo el pelo largo y negro, soy de ojos azules oscuros y tengo dos piercings uno en la oreja izquierda y otro en el ombligo.

No tenía ningún amigo, pues “acababa” de llegar, pero conocí a Julio, me pareció un nombre un poco raro por donde procedíamos, pero como mis “padres” me enseñaron, no debía de juzgar a los demás ni por su nombre ni por su aspecto, cosa que era bastante difícil en el caso de Julio pues era muy guapo, era rubio con mechas negras, tenia los ojos de un marrón intenso, tenía dos piercings; uno en la parte izquierda del labio inferior y otro en la lengua y un tatuaje en el hombro que era una clave de sol negra.
La verdad es que me sorprendió mucho cuando empezamos a hablar, pues era bastante tímido hasta que empezó a coger confianza, y fue entonces cuando me dijo cómo había llegado a este internado, de lo cual me alegré, pues significaba que no sabía nada sobre ELLOS, cosa que nos daba ventaja, no obstante no tanta, pues también me dijo que de vez en cuando tenía lagunas y cuando despertaba había alguien en un sitio un poco raro, eso me extrañó pues si seguía por ese camino a lo mejor ELLOS lo averiguarían antes que él y en ese caso sería un problema, pues la verdad sólo se la podía decir EL, sino sería el fin… ya sé que todo esto resulta un poco raro, y no es de extrañar, pero no puedo dar nombres, pues los nombres son mucho más poderosos de lo que la mayoría de vosotros cree.
Así que estuve todo el año en el internado, cosa que me encantó, pues no pasaba nada raro, cada vez me llevaba mejor con Julio y además teníamos otro amigo, se llamaba Joe, tenía el pelo moreno, ojos grises, la piel morena y un pendiente en el lóbulo de la oreja izquierda. Él creo que no era uno de los nuestros, pues por nombre estaba segura de que no, y parecía de lo más normal, aparte de porque era extrañamente guapo, inteligente… sensible… vale, estaba coladita por él ¿y qué? No era de la misión, ¿no?
Julio no era muy bueno en las clases, en cambio en latín, física y educación física, era el primero, bueno en latín el tercero, pues el primero era Joe, lo cual me sorprendió aún más que todo lo de Julio junto, debía de haber un error… pero no, no había ningún error, me resigné, pero me parecía imposible, a no ser que… pero no, eso no podía ser, era imposible EL lo habría detectado, así que deseché esa posibilidad, simplemente era un empollón, cosa que no era tan fácil porque nos tirábamos lo mínimo a la hora de hacer los deberes, y luego ellos jugaban con la consola ciber-espacial y yo escuchaba mi

xc500. Pero, quien sabe, a lo mejor adelantaba en su cuarto, ¿no? Bueno, eso ya lo tendría que averiguar más tarde, ahora solo tenía que preocuparme por Julio.
A medida que iban pasando los días iba conociendo más a Julio y él comenzaba a coger confianza, no solo conmigo y con Joe, también con los demás, por lo cual era más complicado para mi pues les tenía que investigar, ya no me molestaba en investigar a Joe, pues ya llevaba con nosotros medio curso, y además, tengo que admitir que me molaba un poco… pero creo que yo a él también, lo percibía en su aura, pero su aura ahora que lo menciono no era normal, era un aura muy fuerte y muy blanca para ser la de una persona normal, ahí fue cuando empecé a investigar más a Joe, pero el hacía lo mismo, más tarde descubrimos los dos que los dos pertenecíamos a los nuestros. Los nuestros pensaron que Julio era demasiado poderoso para que solo le protegiera uno de nosotros, así que por las noches nos inventamos una idea de poder hablar de lo que pensábamos acerca de Julio. Pero yo casi ya no me interesaba por Julio, sino que cada vez estaba más colada por Joe, ya no hablábamos de Julio, sino de él, cosa en la que fallé rotundamente, pero entonces no me daba cuenta, estaba demasiado absorta en la vida de Joe, Julio se empezó a hacer popular, con lo cual, ya no nos tenía únicamente a nosotros de amigos, ahora tenía a más de medio internado detrás de él, cosa que no descubrí hasta que un día estábamos doblando una esquina para coger el ciber-transportador cuando un grupo de chicas se paró delante de Julio, las demás chicas empujaron a una más adelante que las demás, era muy guapa, con una melena larguísima y negra como el azabache y estaba muy delgada, se puso roja y dijo:
– hola – saludó con una vergüenza terrible – esto es para ti – y le entregó un paquete a Julio, luego se fue corriendo y las demás la siguieron riéndose.
Los tres nos quedamos muy sorprendidos, solo que Julio estaba tan rojo como ella, sudando y además mazo emocionado, pero nosotros, Joe y yo, no estábamos justamente emocionados, sino preocupados… No sabíamos nada de esa chica, no sabíamos qué era ese paquete ni de dónde venia, <<¿y si había algo dentro que pudiera dañar a Julio y Joe y yo fracasábamos en nuestra misión? ¿qué dirían los nuestros? Que no servimos para nada, que éramos dos, y no habíamos averiguado nada, nos echarían, nos desterrarían por no impedir que un poder tan necesario fracasara… ¡no lo podía permitir!>>
-¿¡quien era esa?! – dijimos Joe y yo al unísono
-hum… era Lilah – dijo mientras observaba el paquete aún sin abrir
-vale, pero ¿Quién es Lilah? ¡Y no me digas que es una chica, porque eso ya lo he notado! – le respondió Joe malhumorado, se echaba la culpa de lo que acababa de pasar, y aún no podía admitir que se le hubiera ido de las manos
-pues es una chica de nuestro curso, va al ALKUS-XISSE – respondió
Julio aún sin voz
-¿de qué la conoces? – dije yo sobresaltada
-¡de nada! ¡de nada! – dijo Julio sin convencerlos – es que… la verdad es que he estado pensando un poco en ella últimamente… – dijo Julio más rojo de lo que estaba antes
-vamos, que no la conoces de nada – dije
-¡si la conozco! No de hablar con ella, pero sé bastante sobre ella… – dijo, pero según termino de decir esas palabras se arrepintió, pues comprobó la expresión de sorpresa de sus amigos – ¿Qué pasa? ¡¿He hecho algo mal?! – dijo un poco asustado – no lo habrá descubierto y por eso me ha dado el paquete, ¿verdad? – dijo con una cara de miedo en su rostro y a la vez mirando con preocupación su paquete, que aún sostenía en las manos – ¡¿verdad que no?! – dijo con preocupación mientras miraba con desesperación los rostros de sus amigos, que estaban un poco preocupados por el comportamiento de su amigo.
-pues no, no creo, vamos, que normalmente la gente no va investigando cosas de los demás así que no creo que ella haya investigado sobre ti, vamos, que no es lo que suele hacer la gente en sus ratos libres… – dijo Joe, ya con menos miedo, pero aún preocupado <>
-¡eh! ¡Annabeth! ¡que ya llegamos suficientemente tarde a astronomía como para que tú ahora te empanes! – me apremió Joe

mientras tiraba de mi manga – venga que Julio se va – me susurró mientras seguíamos la sombra de Julio que se metía en el ciber- transportador mientras observaba con gran atención el paquete, que aún llevaba en las manos cuando se metió en su ciber-transportador. No llegamos a tiempo de meternos en el mismo que él, pero cogimos el siguiente.
Estábamos saliendo del nuestro cuando nos dimos cuenta de que Julio no estaba en Júpiter, <<¿y si el paquete era un tele- transportador que solo se activa cuando sale al espacio? A lo mejor por eso Julio lo miraba con tanta atención al entrar, porque con sus poderes notaba algo extraño en él>> me sacó de mi ensimismamiento la voz de Joe, que me decía
-creo que ya te has dado cuenta, pero Julio no ha llegado
-ya, si, me he dado cuenta, ¿tu donde crees que está? – se contaron sus sospechas, pero la verdad, parecían bastante complicadas, estaban volviendo a discutirlas cuando… ¡PLAF! Apareció un hueco en la atmósfera “katatogénica” y entre el polvo, un tele-transportador roto por un lateral, cuando nos dimos cuenta Joe y yo nos habíamos acercado al tele-transportador corriendo y estábamos mirando qué había dentro, estábamos tan preocupados que no nos habíamos puesto las mascarillas
-Joe… me siento mal… – y nos caímos al suelo desmayados
Cuando desperté estaba de nuevo en La Tierra, en la enfermería del internado, Joe estaba a mi lado, se había despertado antes y estaba mirando a la camilla de mi otro lado con preocupación, al principio miré con un poco de miedo, pero luego me decidí, cerré los ojos y miré. Vi que estaba Julio en perfectas condiciones si exceptuamos que estaba sin conocimiento y con una gran cicatriz recorriéndole la mitad de la cara, como en las películas antiguas que tenía mi madre. La enfermera-robot me dijo que tenía una lesión bastante fuerte, pero que se arreglaría fácilmente.
Joe me contó lo que le habían contado, pues como la investigación era secreta se había enterado más de la mitad del internado, sin contar, que Julio era muy popular, cuando me enteré de todo, aún me quedaban algunas preguntas, pero entre Joe y yo las aclaramos todas, todas menos una.

<<¿cómo se había roto el tele-transportador?>> estuvimos haciendo propuestas durante un rato, como <>, pero eso era imposible, porque eran a prueba de asteroides, y además se hubiera ido del carril, pero cuando ya llevábamos un buen rato discutiendo los murmullos empezaron a subir de volumen, y Julio se incorporó y los miró a todos con desconcierto, cuando la enfermera-robot le vio así de confundido les hizo salir a todos de la sala, excepto a nosotros claro, que estábamos en la camilla aún, Julio estuvo un rato mirándonos como si no nos conociera, pero su expresión cambió tan rápido como había aparecido.
Cuando hablamos con él nos contó que no se acordaba de nada, que solo se acordaba de estar pasando junto a Marte, y de ahí hasta ahora cuando se había despertado nada más, así que no nos servía de mucha ayuda, también nos dimos cuenta de que no tenía el paquete, pero cuándo se lo dijimos no se acordaba nada de un paquete, ni de lo que había pasado con la chica, Lilah, y dado que la enfermera-robot nos dijo que Julio había llegado allí sin ningún paquete, pensamos que a lo mejor lo habíamos soñado, y como los dos éramos de los nuestros, pues nuestras mentes se habían conectado, era la única razón un poco realista que se nos había ocurrido pues cuando salimos de la enfermería preguntamos en “secretaboot” si había alguna chica que se llamara Lilah y nos dijeron que no, que ese nombre ni siquiera existía.
Después de eso, los días seguían igual, pero eso sí, prestábamos muchísima más atención a Julio, y esta vez, por las noches sí que hablábamos de Julio, y de con cuanta gente se había visto en ese día, yo hasta tenía una lista en la pared de mi cuarto que se podía camuflar cuando alguien entraba.
En un intercambio de clase en la que estaba yo sola, y Joe y Julio se iban juntos, me pareció ver a Lilah torciendo por una esquina, así que torcí por esa misma esquina, pero cuando la torcí todo me resulto raro, no podía ser… <<¡no me conocía esa parte del internado! ¡pero eso era imposible! Joe y yo nos lo conocíamos todo de memoria, para saber que Julio no se nos podía escapar en ningún momento>>, así que con mucha curiosidad me adentré en ese soleado pasillo, pensé en retirarme y venir más tarde con Joe, pero por si acaso era uno de esos pasillos que solo aparecen en poquísimas ocasiones decidí adentrarme, vamos, por eso de si no me lo volvía a encontrar… pero

la verdad es que estaba un poco bastante cagadilla… pero bueno, aunque solo fuera para hacerme la valiente como en los libros, entré. Todo era muy raro, era como en los cuentos de hadas todo perfecto, todo con azul, rosa, amarillo… ¡me horripilaba! Ese pasillo no lo podían haber puesto en el internado… ¡pero si era todo de piedra y con musgo y eso con florecitas y rosa! Pero bueno, a lo mejor les cansó ponerlo todo igual, ¿no? Todo podía ser…
Ahora se que si no me hubiera adentrado en ese pasillo ahora seguiríamos todos en el internado haciéndonos pasar por estudiantes y Julio seguiría a salvo…
Me pareció ver que una sombra torcía por la esquina que tenía enfrente, así que sin más preámbulos giré y me encontré con una sala llena de espejos, al pasar me daba muchísimo “yuyu” parecía que cada reflejo tuyo era otra persona, como si te estuvieran viendo millones de personas a la vez, me entró un cosquilleo por la nuca como cuando alguien te sopla por detrás, me giré sobresaltada, pero solo vi a una niña de unos 7 años que me miraba con cara de diversión luego me dijo antes de salir corriendo
-sígueme, EL quiere hablar contigo
No sabía ni quién era esa niña, ni porqué estaba ahí ni cuando había aparecido, pero si había oído bien EL quería hablar conmigo y si era el EL que yo pensaba no se le podía ignorar tan fácilmente, así que seguí con bastante dificultad a la niña, pues cada sala era diferente, pasé por una sala llena de armas, otra llena de chocolate, luego por una llena de mis grupos de música preferidos, pero la más difícil de pasar sin perder de vista fue una en la que había millones de Joes, todos con tipos de vestir diferentes, pero el verdadero Joe estaba en un trono, sentado mirándome con esa cara que tanto me gustaba, estuve a punto de pararme y hablar con él, pero la niña me decía
-vamos EL te espera, no le hagas esperar
Pero aparecía otra niña detrás y me decía
-¿qué va a pasar porque hables un poco con él? Venga habla con él
-yo no me voy a parar – repetía la otra niña y se iba corriendo

No sabía qué hacer, ese Joe me gustaba más que el real, no se porqué, pero estaba perdiendo a la niña, y era la mensajera de EL, y como he dicho antes, no se puede ignorar tan fácilmente a EL así que seguí a la niña, y dejé ahí plantado a Joe, que se había ido acercando para hablar conmigo el cual se quedó con una cara de asombro y tristeza, que tan pronto se transformó en ira, su cuerpo se convirtió en un ave repugnante, su cabeza era la misma, pero ahora le caía una baba verde y pringosa por la barbilla y su cuerpo era el de un ave vieja y putrefacta.
La niña aceleró el paso, y yo la seguí sin vacilar, el Joe-mounstruo nos seguía volando a una velocidad que aumentaba y aumentaba, la niña atravesaba una puerta sin abrirla, pero cuando la iba a atravesar yo, me choqué contra la puerta y caí al suelo, me levanté enseguida pensando en que el mounstruo en el que se había convertido el Joe de película me iba a coger, pero cuándo iba a abrir la puerta…
¡pesaba un montón! ¡no la podía abrir! ¡me estaba angustiando y las manos resbalaban del pomo de la puerta y el mounstruo se acercaba cada vez más! ¡y más! ¡lo tenía en frente! ¡No podía abrir la puerta…!
¡me iba a coger! Pero de la nada apareció un… ¡no sabía qué era eso!
¡Una cosa alargada con una empuñadura y una hoja afilada! ¡Ay…! Lo habían dicho en Estudio de la Edad Media, era… era… ¡una espada! ¡si eso era! ¡una espada! Pero… ¿cómo se cogía…? ¿De la empuñadura…? Si, porque sino me cortaba con la hoja, ¿no? Así que sin pensar más la cogí, la puse delante de mi cabeza y el Joe-mounstruo chocó contra ella, nada más chocar desapareció con un rayo de luz dorado y paso siguiente una neblina negra… solté la espada, la cual me pesaba muchísimo debido al agotamiento, me apoyé en la puerta y cuando la rocé se abrió.
Me caí para detrás y por miedo cogí la espada, pero la cogí por la hoja, así que me corté, miré mi mano, bueno, no había sido nada grave así que la volví a coger con la mano izquierda, me levanté y me arreglé un poco, si moría, mejor morir con orgullo y arreglada, ¿no? Después anduve con paso decidido y de la nada como había aparecido salió la niña y me dijo
-¡perfecto! ¡ha sido alucinante! – dijo de verdad impresionada –
¡nadie lo había superado! Pasar de su tesoro si, pero enfrentarse a él… ¡nunca! ¡EL va a alucinar! – dijo dejando de lado ese aire misterioso con el que había aparecido, aunque eso sí, seguía sin

saber cómo había aparecido así… – ¡ah! Ha sido por este mini tele- transportador – me dijo como si me hubiera leído la mente – si puedo leer la mente, pero si te molesta no lo hago más, ¿vale?
Yo alucinando la respondí con un hilo de voz – vale…
-Bueno, querrás saber para que has venido aquí, ¿verdad? – me dijo mientras andaba con un paso muy decidido
-aja… – dije aun sin creérmelo
-pues mira, como sabíamos que te tomabas tu tarea muy en serio, decidimos que si veías a la chica que le había entregado el paquete a Julio pues seguro que la seguías, ¡y acertamos! Estas pruebas han servido para determinar si te teníamos que quitar de aquí dado que te gusta mucho Joe, pero por lo que se ha visto no te afecta, bueno un poco, pero eso lo tendrá que determinar EL – mientras me decía todo esto, yo me iba fijando en las cosas, esta ya era una sala normal, no era ni rosa, ni tenía cristales, ni Joes por todas partes y mucho menos un Joe-monstruo, por lo que me había dicho la niña ya no había mas pruebas, pero no se por qué aún seguía en alerta, mi corazón creía que algo más iba a pasar y no iba muy equivocado, pues llegamos a una puerta enorme, por lo menos de 5 metros de altura, la niña se paró en seco y me dijo – a partir de aquí no te puedo acompañar más, tranquila, que no hay nada peligroso, pero no puedo verle a EL sin que EL me lo mande – dijo apartándose para dejarme pasar.
Abrí la puerta de los 5 metros, lo cual fue mucho más fácil de lo que creía, lo lógico sería que pesara toneladas, pero en cambio se abrió tan fácilmente como la que había después de derrotar al Joe- mounstruo, al entrar estaba todo en penumbra, cuando fui a adelantarme me dijo la niña tapándose los ojos
– cierra la puerta, yo no puedo pues vería el interior
– esta bien – la contesté mientras cerraba la puerta como ella me había ordenado
En cuanto la cerré toda la sala se iluminó, era mucho más grande de lo que me había imaginado, aunque como la puerta, era todo de un tamaño enorme, EL debería de tener un aspecto realmente imponente…

Con un poco de miedo me fui adentrado a la única parte de la sala donde estaba todo a oscuras aún espada en mano.
Según me iba acercando iba teniendo más y más miedo, a lo mejor así se había ganado el respeto EL, a lo mejor sus súbditos le tenían tanto respeto porque en realidad le tenían miedo, ¿no?
Según andaba me iba dando cuenta que la parte en penumbra era un trono realmente grande, mucho más grande que la puerta tenía 8 metros en vez de 5, EL me inspiraba un poco de miedo aunque aún no le conociera… una voz realmente aguda me dijo
-por favor querida Annabeth no me tengas miedo
Pensar que un ser tan grande con una voz tan aguda podía inspirar tanto respeto me resultó realmente gracioso, quedaría muy raro un ser con tal tamaño y una voz así de aguda, ¿no?
– por favor no me juzgues ni por el tamaño de mis cosas y mucho menos por mi voz, la que parece de payaso, he de admitirlo
– no… no le juzgo… hum…
– no hace falta que me llames señor ni nada parecido, pero eso si no digas mi nombre, ¿de acuerdo? – pese a esa voz tan aguda parecía un ser realmente sabio y anciano, he de suponer
– si… ¿patrón…?
– ¡ese es un nombre absolutamente adecuado! ¡muy bien! ¡muy bien! Tienes una gran inteligencia y astucia Annabeth, y lo has vuelto a demostrar. Otros pese a que les dije que no me llamaran señor insistieron, y he de admitir que me halagó, pero no les pedí eso, así que no me sirvieron… no puedes hacer lo que no te mandan,
¿verdad?
– No, claro que no patrón…
– pero por favor tampoco me des siempre la razón por favor. Quiero tener conmigo a gente lista, no a gente pelota, ¿de acuerdo?
– claro… claro que si señ… patrón
– muy bien. Ahora que ya has entendido como tienes que llamarme y tratarme te diré para lo que te he llamado Annabeth
– de acuerdo patrón
– pues mira, mi problema es este, como ya has averiguado hace mucho tiempo Joe trabaja para nosotros, pero no estoy muy seguro de él… ya, ya se que tu confías plenamente en él – dijo al ver que

Annabeth iba a protestar – pero se va mucho por su lado, no esta siempre con vosotros, y eso me inquieta pues esa es su misión… me gustaría que le investigaras
– pero patrón eso significaría dejar solo a Julio…
– ya, ya he pensado en eso, y por eso te he mostrado a Patagóny, a la cual tú conoces como Lilah. Por favor Patagóny entra. – dijo, y enseguida entró Lilah
– si patrón, ¿para que se me necesita?
– por favor querida Patagóny, ya sabes que no uses tu poder de leer el pensamiento con los invitados, cariño… – dijo con un tono dulce pero a la vez estricto
– claro que no patrón… pero… no me pude aguantar. Lo siento mucho…
– no pasa nada por esta vez Patagóny pero que no se repita…
– hum… si, vale
– bueno, como ya te habrás podido imaginar ya le he contado a Annabeth su misión, y el papel que tu haces, así que vais a tener que hacer como que no os lleváis bien y que os conocéis solo de vista, ¿ de acuerdo?
– si patrón – respondieron Annabeth y Patagóny al unísono
– ¡perfecto! – exclamó levantándose de la silla y yendo hacia ellas –
dado que las dos estáis al tanto, os podré dejar ir, ¿verdad?
– claro que si – respondió Patagóny entusiasmada
– pues hala, ya os podéis marchar – dijo haciendo un movimiento con la mano abriendo la puerta haciendo un signo de despedida
Patagóny y yo salimos de la habitación. Ya no era todo como la vez anterior ahora era como otra parte del castillo, pero totalmente deshabitada
-bueno, espero que te haya gustado tu primera visita con EL, ¿que tal te ha parecido mi padre?
– ¿¡que…?!
– ¿cómo? ¿¡No te lo había dicho!?
– no… a mi no me han dicho nada…
– ¡mierda! ¡siempre la cago yo! ¡mierda! ¡mierda! ¡mierda! ¡y mierda!
¡Puf…! Bueno, no pasa nada… – dijo tranquilizándose a ella misma –
¿lo sabría tarde o después, no?
– ejem… – dijo Annabeth haciéndose notar – perdón, pero… ¿por qué no lo puedo saber?

– ¡ah! ¡perdón! Pues porque ahora me tratarás diferente… ya no serás como antes conmigo… – dijo muy triste
– ¡claro que si!
– ¡uff! ¡pues menos mal! ¡no soportaría tener una amiga falsa mas…!
– no, pero… hum… bueno, ya hemos llegado, ¿no? – dije señalando la esquina por la que habían doblado la primera vez
– ¡ah! Si, pues bueno, sal tu primero, y recuerda, no nos conocemos y nos llevamos fatal, ¿va?
– claro, pues… bueno, adiós Patagóny…
– ¡adiós Annabeth! – gritó antes de que esta torciera la esquina
Cuando Annabeth torció se encontró con las mismas chicas con las que se había encontrado antes de seguir a Lilah, fue a su clase corriendo, pensando <<¡mierda! ¡a saber qué se creen cuando entre en clase!>> pero cuando entró estaban todos descolgándose las “mochinisheds” le resultó muy raro, ¿cómo era que aún estaban cogiéndolas? ¡ostras! ¡ya había acabado la clase! Pero cuando fue a salir se encontró de cara con el profesor Jeimixs, también conocido como “doctor bacterix”
– perdone señorita, pero, ¿A dónde iba?
– Pues… a clase… – dijo Annabeth extrañada, ¿no había acabado la clase?
– Está en clase… y ahora por favor no intente destacar más y vaya a sentarse…
– Si…
– muchas gracias señorita…
Annabeth miró la hora <<¡las 10:15! ¡no había pasado el tiempo! ¡eso era una pasada!>>
Pasaron las clases y por fin en el recreo se encontró con Julio y Joe, pero no estaban solos… ¡con ellos estaba Lilah! Iba a ir corriendo y saludarlos, pero recordó las palabras <> decidió ir hasta allí, hacerle una mueca de asco a Lilah y llevarse a Julio y a Joe de allí como hiciera falta.
Y así lo hizo, cuando consiguió alejar a Julio de Lilah y ya se estaban alejando se giró y vio una sonrisa en la cara de Patagóny y su voz que le dijo <<¡perfecto! ¡vas para actora! Pero, luego me toca a mi, ¿eh?>> Annabeth se fue tranquila sabiendo que Patagóny no se

había enfadado con ella. Pasaban los días y ella iba investigando a Joe. Era verdad lo que había dicho EL. Joe desaparecía mucho más de lo que ella creía…
Una vez que le siguió estuvo a punto de perderlo pues se metió en el baño de los chicos y su conciencia se lo impedía, pero lo consiguió. Estando dentro fue al baño, normal, pero luego espero a que no hubiera nadie para salir, y no se fue del baño sino que se fue a los grifos, bueno, para lavarse las manos, ¿no? Si, pero después no se fue, se quedó esperando y mirando, luego abrió todos los grifos y se mojó entero, me pareció que estaba loco, pero de repente un rayo azul salió de él y se convirtió en un “nereido” me quedé alucinando…
<< eso… ¡eso no me lo había contado!>> sin darme cuenta salí de mi escondite y me acerqué a él. No me vio pues estaba mirando hacia el otro lado <> pensé
– como…¿Cómo no me lo habías dicho? – Joe se pego tal susto que se calló, se me empezaba a ahogar…
– agua, m… me… méteme en… agua…
Estaba tan conmocionada que no me daba cuenta, cuando pegó un grito sofocante volví en mi y le ayudé a subir, en cuanto tocó el agua, pronunció unas palabra que no pude entender… sonó como
<> apareció otro rayo de luz azul y volvió a ser un humano normal. Justo en ese momento entraron unos profesores y algunos alumnos, cuando nos vieron a los dos ahí abrazados y joe mojado se quedaron conmocionados. No nos soltamos porque no queríamos y porque si soltaba a Joe se caería y quedaría más sospechoso
– hum… chicos… que…¿Qué hacéis aquí…?
– pues… es que habíamos quedado aquí, pero cuando llegamos estaba todo inundado… hum…
– y Joe se acercó para tapar los grifos, pero se resbaló y yo le ayudé a levantarse
-y… ejem… ¿por qué no os soltáis…? – dijo un chico al que no reconocí
– hum… pues porque se ha hecho daño en la pierna – dije poniéndome roja
– y porque como hemos dicho habíamos quedado aquí – dijo Joe besándome. Todos se quedaron impresionados por la imagen, igual

que yo…, la verdad es que no me lo había esperado… pasado un tiempo cuando ya se hubo recuperado un poco dejó de besarme y se incorporó, aunque aún disimuladamente se estaba apoyando en mi
– ¡pero chicos por favor! – dijo una profesora avergonzada tapándonos – ¡por favor niños marcharos! – dijo refiriéndose a los demás. Nosotros esperanzados intentamos salir, pero nos vio y dijo –
¡eh! Vosotros quedaros aquí que ahora hablo con vosotros – nos dijo mirándonos con una mirada seria. Nosotros también nos miramos, pero él con una sonrisa en el rostro y yo muy feliz pero conmocionada
– perdona que no te lo hubiera contado, pero es que no podía – me dijo Joe en un susurro
– no pasa nada, luego me lo explicas – dije muy intrigada
Cuando todos se fueron la profesora cursi se acercó a nosotros y nos dijo con un aire muy serio
– ¿puede saberse por qué estabais aquí?
– ya se lo hemos dicho, habíamos quedado – dijo Joe sin mostrar la mínima señal de miedo
– ¡por favor chicos! No creeréis que me he tragado ese rollo, ¿verdad?
– no es ningún rollo, es la verdad – dije sintiéndome más segura por la presencia de Joe
– ya… pues bueno, cuando estéis dispuestos a contarme la verdad me lo decís, ¿de acuerdo?
– ya le hemos dicho la verdad, pero si insiste otro día le contaremos
lo mismo, buenas tardes – dijo Joe muy seguro y girando, aunque apoyaba el mayor peso en mi, me guió hacia la salida y nos fuimos.
Al salir se había amontonado la mitad del instituto alrededor del baño. Algunos cuchicheaban, otros ni se molestaban en eso y otros nos miraban examinando cada detalle para luego contárselo a sus amigos que no lo habían visto bien… Entonces vi a Julio dando saltos para hacerse notar entre la multitud y gritando <<¡eh! ¡chicos estoy aquí!>> le di un codazo a Joe y le señale a Julio, en cuando hice eso todo el mundo se abrió para ver a quién miraba la parejita
– ¿¡qué ha pasado!? – nos dijo Julio acercándose – de repente han gritado no se qué de Annabeth y Joe y me he acercado corriendo – dijo mientras intentaba respirar

– ¿no te parecería hablarlo… hum… con menos gente…? – dije mirando a todo el mundo que había alrededor
– si no se tarda mucho si – dijo Julio empezando a andar
De repente la voz de Patagóny sonó en mi cabeza <<¿¡qué ha pasado!? ¿te ha ocurrido algo?>> <> la contesté por telepatía <>
Cuándo estuvimos en la parte más alejada de gente que encontramos, a la orilla del lago, al cual Joe miraba con añoranza ahora que me fijo, pudimos hablar en paz
– pues mira, habíamos quedado Joe y yo para hablar…
– ¿y por qué en el baño? No me cuadra… ¿seguro que era para hablar…?
– ¡claro que si! – repuse indignada – ¡¿para qué iba a ser sino?!
– no lo se… por eso lo he preguntado…
– no, solo era para hablar, nunca te hemos mentido, ¿no? Créenos ahora – dijo Joe con un convencimiento absoluto
– está bien, y… bueno, ¿de qué queríais hablar?
– de ti – dije yo provocando que los dos me miraran a mi – queríamos saber qué opinábamos los dos sobre el tiempo que estás con Lilah
– si, eso es… – dijo Joe aún mirándome con incredulidad
– y… ¿por qué queríais saber eso…? – dijo Julio como absorto del mundo, buscando a alguien entre la multitud de gente que aún nos miraba
– ¡pues por eso mismo! – dije indignada – ¡mírate! ¡ no haces otra cosa que buscar a Lilah!
– ¡eso no es verdad! – dijo Julio poniéndose de pie
– ¡claro que lo es! – dije yo incorporándome también
– ¿en qué te basas?
– ¡pues en que ya casi no prestas atención e las clases, en los patios estas buscándola entre la gente, eso si no te vas con ella! ¡ no eres el mismo! ¡estás cambiando!
– ¡eso no es verdad! ¿qué pasa, no paso suficiente tiempo con vosotros parejita? – dijo en tono burlón
– ¡no digas eso! ¡no somos pareja!
– ¡pues en clase vosotros tampoco es que estéis muy atentos! ¡estáis mirándoos todo el rato! ¡si consistiera en decir cuantas pecas tiene

Joe en la cara seguro que sacarías un 10! ¡te las debes de saber de memoria! – dijo furioso
– ¡ah! ¡eso es caer bajo! ¡muy bajo!
– ¡uy! ¡he herido a la nenita! – dijo burlándose
– ¡NO TIENE GRACIA! – dije casi llorando. Le pegué una torta y me fui corriendo
Julio se quedó paralizado estaba todo el internado mirándolos y Joe aún estaba sentado en el suelo, había mirado la escena pensando qué haría si eso ocurría…
-¿¡QUE PASA!? ¿¡NO PODÉIS ESTAR A LO VUESTRO!? – gritó Julio y se marchó furioso
Ahora todo el mundo miraba a Joe, el cual estaba ensimismado pensando cómo arreglaría todo eso…
Pasaban los días y Joe intentaba convencer a Julio y a Annabeth de que se perdonaran, pero cada uno decía que el otro le pidiera disculpas, un día a Joe se le ocurrió juntar a los dos en el baño donde Annabeth le había visto convertirse en “nereido”.
Cuando se juntaron los dos estuvieron a punto de irse, pero entonces Joe les paro, abrió los grifos y se mojó, salió el rayo de luz azul y Julio se quedó tan impresionado como Annabeth la primera vez que lo vio
-quiero que este sea nuestro secreto, ¿de acuerdo? ¿será nuestro paso para volver a ser amigos o no me ha servido de nada…?
Julio estaba tan asombrado que no sabía qué decir, pero entonces Annabeth fue corriendo hacia él y le abrazó. Julio dudó, pero dado que ella había dado su brazo a torcer él también la abrazó
– ejem… yo no me puedo mover… – dijo Joe haciéndose notar
– ya vamos – respondió Julio y se acercaron a él – ¿y si viene alguien?
– imposible, cuando lo descubrió Annabeth decidí decírselo a ÉL para que dejara de sospechar de mi e hiciera que a partir de las 11:00 a las 12:00 no pudiera pasar nadie a este baño a no ser que yo quiera
– dijo con una amplia sonrisa en la cara
– bueno… hum… que… ¿qué eres…? – dijo Julio avergonzado por la pregunta que acababa de formular

– soy un “nereido” – dijo sereno Joe como si no le molestara
– y… supongo que eres una criatura de agua, ¿no?
– como has podido comprobar si – dijo enseñando la cola que colgaba por el lavadero – bueno, supongo que me deberéis unos “kilimiros” por haberos mostrado esto, y además haberos reconciliado, ¿no?
– jajaja – dije – ¡más quisieras!
Unos días después EL decidió que ya era hora de llevarle al oráculo, y así lo hicimos, tuvimos que superar unas pruebas, todas diferentes, pero esta vez todos juntos, y cuando llegamos por fin le contaron quién era en realidad él.
Después los monstruos le empezaron a perseguir y como os podéis imaginar no lo pasamos muy bien… tuvimos que ir por todas las partes del mundo para poder cumplir nuestra misión, no os puedo decir cual es ni quién nos la envío pues como os he dicho en anteriores ocasiones los datos y los nombres son mucho más poderosos de lo que creéis.
Tras años de haber superado nuestra misión nos despedimos de Julio y no he vuelto a saber anda de el… lo cual ha sido una pena…
Pero espero que alguien sepa algo más de él.
Y respecto a Joe vive aquí conmigo, ahora mismo está en la playa de Santa Mónica con sus hermanos, pero a lo mejor otro día le conoces, cuando decida escribir un libro sobre ELLOS y la historia de Julio o algo parecido…, quien sabe… bueno, espero que descubras muchas cosas más sobre la vida de Julio y ojala haya alguien que te descubra dónde esta ahora mismo. Mucha suerte y espero que te sirva mucho esta carta que te estoy escribiendo y te voy a mandar dentro de poco.
Felicidades por la idea y adiós. Annabeth Boboskix>>

Diccionario
– Atmósfera katatogénika-7 atmósfera artificial que permite que el ser humano esté en un planeta.
– secretaboot-7 ordenador que hace de secretario, pero más rápido y eficaz.
mochinisheds-7 tipo de mochila en la cual cabe cualquier cosa y te pesa como si no llevaras absolutamente nada.
– kilimiros-7 monedas del futuro que vale aproximadamente lo mismo que el euro.