El rey recibe, Eduardo Mendoza

Esta novela salió a la venta rodeada de cierta expectación y promocionada con entrevistas con el autor en torno a la crisis catalana. Se la anunciaba como una visión panorámica de los últimos decenios de la historia de España y Cataluña.
La realidad es otra. Esta narración tiene poco de novela, aunque algunas páginas recuerden a los relatos esperténticos de Gurb o la Aventura del tocador de señoras. Como novela no tiene ni pies de cabeza, ni trama ni tensión. Lo único credible es el personaje y relator, un funcionario en la Cámara de Comercio en Nueva York, al que conocemos de pequeño y abandonamos en 1973, poco después del asesinato de Carrero Blanco. De su mano vamos rememorando algunos capítulos de la historia y de los cambios que la fase final del franquismo introdujo en España. El toque divertido es un encuentro casi casual con un príncipe exiliado de un supuesto país báltico. Su boda en Mallorca tiene cierta gracia, pero luego incluye la supuesta historia de su país, un compendio de todos los tópicos sobre la Europa a la salida de la Edad Media.
En definitiva, nada que valga la pena leer.

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