El lector del tren de las 6:27, Jean-Paul Didierlaurent

Novela relativamente breve pero encantadora. El autor es francés, algo que se aprecia intuitivamente nada más empezar la lectura. En las primeras páginas nos presenta a Guylan Vignolles, trabajador frustrado de una empresa de reciclaje de papel o, mejor dicho, de libros no vendidos. A pesar de su afinidad por la literatura, Guylan destruye día tras día miles de libros en una terrible máquina trituradora que, algún tiempo atrás, se llevó por delante las dos piernas de su amigo Giuseppe en un accidente. En medio de esta destructiva actividad en un ambiente no menos destructivo, Guylan rescata día tras día unas pocas hojas sueltas del engranaje, y las lee en voz alta en el tren de cercanías que toma a diario a las 6:27 para ir al trabajo. De ese modo rinde homenaje a los libros, víctimas de la vorágine del reciclaje.
Un día encuentra una memoria USB con una especie de diario de la encargada del aseo público de un centro comercial, y descubre un alma gemela. Una princesa que reina en un sótano de 14.717 baldosas, que se suma al elenco de incomprendidos que forman el mundo de Guylan.
El lenguaje es el propio del entorno en que se mueven los protagonistas y, a pesar de todo, en cierto modo poético.

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