Viene muy bien al autor la parábola del buen pastor para hacer alusión a las ovejas (de Orwell, claramente) y poner título al libro, reforzado por la portada: una fila interminable de mujeres con velo, rosarios y ropajes negros. Un libro que quiere ser humorístico para analfabetos, porque sólo así se explican frases del estilo «Jesús traspasó la carpintería para meterse a predicador, profeta, adivino y sanador ambulante y vagó por esos caminos de Él mismo (o sea, por esos caminos de dios)…» (pág 153)
Sin embargo, aunque el texto no hay quien se lo lea por zafio, las notas a pie de página son muy amenas, documentadas y sin rastro de la gracia estúpida del resto. Son casi la mitad del libro, si no más, y ubican la figura histórica de Cristo en su entorno, tanto geográfico como histórico y político: las invasiones que sufrieron los judíos, el sistema sacerdotal, la imbricación religión-política, el papel de las autoridades romanas, etc.
También comenta desde otro punto de vista el origen de la palabra «nazareno» y la invención de Nazaret, la detención de Jesús en el huerto de los Olivos, quién era Barrabás y por qué el pueblo lo quería, o que Cristo era corto de estatura, feo y con un gran carisma.
En general, es recomendable saber más de lo que sabemos de la figura histórica de Cristo y su contexto, y esa parte está muy bien contada en las notas. Eso sí, mejor leerlo en rústica para poder estrellarlo contra la pared sin cargarte el libro cuando no soportes más su lectura (unas cuantas veces antes de terminarlo)