Una princesa en Berlín, Arthur R. G. Solmssen

Precioso novelón del estilo de los del S XIX que me ha vuelto a mis 15 años, cuando cogías «Guerra y Paz», «Ana Karenina» o «Fortunata y Jacinta» y te metías en otro mundo durante horas, o, más recientemente, «El Señor de los Anillos».
Como creo que Cabaret está basado en esta novela, no es muy difícil comentarla: Es la historia del americano que llega a Berlín en 1922-23 y se encuentra en la situación privilegiada de observar y vivir con un pie en el mundo de los millonarios judíos y el otro en los suburbios, éstos últimos vistos no desde la perspectiva obrera, sino a través de un pintor con talento pero lumpen, junto con su «familia». De paso también se conoce a la clase media a través de los personajes de un piloto de caza de la 1ª guerra mundial y su familia de militares de tradición, que no se meten en política por principio y que tienen ciertos privilegios más en consonancia con su prestigio como casta que con su solvencia económica.
Entre estas visiones del Berlín de 1922 se van entremezclando descripciones y explicaciones de lo que pasó en aquella época con los orígenes del nazismo, la hiperinflacción, el desprestigio de la República de Weimar, la miopía de algunos estratos sociales que no veían el peligro de una derecha autoritaria, la desesperación de los jóvenes que no tenían «causas» gloriosas por las que luchar, y el empobrecimiento de la clase media. La novela también carga contra la potencias después de la 1ª guerra mundial en la figura de Francia, que invade el Ruhr (la región minera de Alemania) cuando Alemania no puede pagar las deudas de guerra que ha pactado en Versalles. En realidad, se deja caer que a Francia le interesa que Alemania no pueda pagar y su negativa a negociar precipita la caída en picado de la economía alemana.
Se puede contar mucho más, porque la novela tiene 500 págs, pero lo dejo repitiendo la misma palabra que al principio: preciosa.
Y muy bien escrita, con buen estilo, tiempos dramáticos y personajes auténticos, no estereotipos.

Acerca de Isabel

lectora de novelas, preferiblemente con argumento, aunque después de muchos años me empiezan a gustar simplemente las bien escritas. Mayorcita, me ceden el asiento en el metro cuando no me tiño el pelo, y mi hija dice que soy friki. Yo me siento joven, lo que debe de ser típico de mi edad. Y como esto no es una novela, adiós, que me enrollo.
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