Un traidor como nosotros, John Le Carré

Imaginad un mafioso ruso que siente nostalgia de la época en la que los ladrones y asesinos tenían un código de honor, porque hasta entre ellos ha calado el capitalismo financiero y ya, los «príncipes» del hampa se rigen, no por los códigos de honor de toda la vida, sino por la ley del máximo beneficio, sin obligaciones y sacrificando peones cuando es necesario.
Bueno, pues seguid imaginando que el mafioso ruso está dispuesto a tirar de la manta, desencantado, y se ofrece a los británicos, entre los que hay políticos, banqueros, etc, que ponen el cazo, y a los que también pretende destapar.
Y ahora, ya no hay que imaginar nada, porque el resto es como la vida misma: la solución es absolutamente eficaz, es decir, no cabe ninguna duda de que, tratándose de dinero contado por millones, la gente respetable como los mafiosos encuentran la misma salida.

Acerca de Isabel

lectora de novelas, preferiblemente con argumento, aunque después de muchos años me empiezan a gustar simplemente las bien escritas. Mayorcita, me ceden el asiento en el metro cuando no me tiño el pelo, y mi hija dice que soy friki. Yo me siento joven, lo que debe de ser típico de mi edad. Y como esto no es una novela, adiós, que me enrollo.
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