A plena luz, J. R. Moehringer


El periodista norteamericano J. R. Moehringer ha escrito una interesante biografía novelada de Willie Sutton, uno de los ladrones de bancos más conocidos de la historia. Las fechorías de Sutton se remontan a los años 20 y 30, y de nuevo a los años 50 del siglo XX. De origen irlandés, nació en Brooklyn en 1901, y fue una de las víctimas de las crisis económicas que azotaron a los Estados Unidos durante ese siglo. Si bien utilizaba armas para amenazar a los empleados y clientes de los bancos, Sutton no mató ni hirió a ninguna persona durante sus asaltos. Escribió dos autobiografías, que se contradicen abiertamente en algunos episodios, y en torno a su vida se agrupan numerosas leyendas.
Esto otorga al autor una cierta libertad en su narración, cuidada y entretenida. Moehringer recurre a dos personajes ficticios, un reportero y un fotógrafo, que supuestamente recogen a Sutton en 1969, cuando sale de la cárcel por virtud de un indulto y recorren con él los lugares más importantes de su trayectoria en Nueva York. Como suele suceder en las biografías de malhechores, el autor genera en el lector una cierta simpatía por el ladrón, como si fuera una especie de Robin Hood y el sistema policial y judicial personificara un poder ilegítimo. En realidad, Sutton no redistribuía el dinero, sino que sencillamente lo robaba.
La popularidad de Sutton ha llevado a hechos curiosos, como la llamada «ley de Sutton», que se explica en las escuelas de Medicina de los Estados Unidos, y que dice que debe comprobarse siempre en primer lugar el diagnóstico más evidente. Según la leyenda, Sutton respondió a la pregunta sobre su motivación para robar bancos con una sencilla explicación: «porque ahí es donde está el dinero». Al parecer, él no lo dijo nunca.
En cualquier caso, la novela es interesante, y no faltan incluso detalles humanos atractivos.

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