No voy a intentar escribir algo original sobre esta novela, una de las obras míticas del siglo XX por muchos motivos, incluyendo su relación con algunos famosos asesinatos. La leí hace mucho tiempo (no en el colegio: en la época de Franco esta novela de 1951 estaba todavía prohibida en muchos países y no había alcanzado la popularidad necesaria para convertirla en literatura clandestina, como sí lograron otros escritores) y la he vuelto a leer ahora a raíz de una conversación con un amigo. Se lee en uno o dos días, y es una de las obras literarias que dejan poso. La figura del adolescente rebelde, inseguro y al mismo tiempo obsesionado es recurrente en la cultura estadounidense. Basta con pensar, por ejemplo, en las películas de James Dean.
El narrador es un joven de 16 años al que acaban de expulsar de un colegio internado de cierto prestigio. Es algo que no le afecta especialmente, pues ya le ha sucedido en otros colegios. Toda la obra refleja el hastío, el aburrimiento y la desorientación de un joven que no encuentra su papel en el mundo, salvo por su relación con otras personas. Una relación que tiende a torcerse muy rápidamente, incluso con las personas que más aprecia, como su hermano mayor y su hermana pequeña. Durante los tres días que se narran, incluyendo sus noches, Holden Caulfield se relaciona y se enfada con todo el que lo rodea, se gasta todo el dinero que tiene y cambia de planes en cada frase. El lenguaje grosero (en la traducción al castellano se nota menos) y la agresividad, si bien no física, que destila Holden contribuyen a la relación identificación-rechazo que desarrolla el protagonista con el lector.
La recepción del libro, tanto en su país como en el resto del mundo, es asombrosa. Hasta ahora se han vendido más de 70 millones de ejemplares, y la novela es lectura obligatoria en muchos colegios. Autores de la categoría de Hermann Hesse han alabado la novela, y se encuentran referencias, a veces simplemente con el nombre del protagonista o del autor, en innumerables novelas y películas.
En definitiva, una novela imprescindible, sea o no sea de gran calidad literaria.
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