Novela biográfica sobre la vida de Dmitri Dmítrievich Shostakóvich, uno de los mejores compositores rusos y europeos del Siglo XX. El autor, Julian Barnes, cita en un epílogo sus fuentes y sus consejeros a la hora de escribir el libro y menciona en especial a Elizabeth Wilson, una de las principales biógrafas del compositor, acabando con estas palabras: «Pero este libro es mío, no de ella; y si no le ha gustado el mío, lea usted el de ella.»
Esta ironía se aprecia también en otros capítulos de la novela que, necesariamente, deja de lado muchos aspectos de la vida de Shostakóvich. No se centra en la música, aunque ésta está presente en todo el libro, sino en la lucha interna del compositor, que estuvo sometido durante toda su vida a la aleatoriedad del Poder (así, con mayúsculas) de Stalin y de su sucesor Jrutschof.
Después de sus éxitos iniciales, el precoz compositor (nacido en 1906) se vio enfrentado a partir de 1936 a un dilema existencial: seguir con su música con riesgo, no sólo para el ejercicio de su profesión, sino también para su vida y la de los suyos, o plegarse a las exigencias de Stalin y de su aparato político.
En la novela se destacan cuatro épocas: 1936, cuando se prohibió su primera gran ópera y estuvo durante varios años esperando que en cualquier momento lo deportaran o lo fusilaran; 1948, cuando Stalin se hizo cargo personal de él con el deseo o la esperanza de convertirlo en el «Beethoven rojo» y embajador internacional de la ideología soviética; 1960, cuando ya muerto Stalin, se le exige que se haga miembro del partido y dirija la Union de Compositores Soviéticos, y 1972, cuando él contaba con morir, y tuvo que seguir viviendo y sufriendo. Cuatro años bisiestos a intervalos de 12 años que marcan la trayectoria del genial compositor, obligado finalmente a “entregar su alma” al partido.
Interesante novela, sobre todo por su análisis de los distintos estados que atraviesa el espíritu de un artista bajo la opresión de la tiranía,
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