Tampoco esta vez decepciona Lorenzo Silva con la séptima entrega de su saga del (ya) brigada Bevilacqua y la sargento Chamorro. A medida que pasan los años, el entorno del investigador va cambiando, van apareciendo nuevos colaboradores y también los métodos policiales se adaptan. El tono poco esperanzado y algo cínico de la penúltima entrega cede el paso a una trama policial muy bien montada en torno, como de costumbre, a un asesinato. La víctima esta vez es una política emergente, alcaldesa de alguna localidad de la costa levantina, y las investigaciones nos llevan por todo el elenco de posibles móviles, desde la vida privada y el cargo de alcaldesa hasta tramas de corrupción y sindicatos del crimen.
Los personajes, bien perfilados. El tempo de la novela, algo sorprendente, con dos saltos que despistan pero resultan necesarios entre la investigación y la intervención policial y entre ésta y el juicio. Pero Silva solventa este problema con la maestría acostumbrada. Muy recomendable. Casi da pena que se resuelva el caso, pues significa que ha acabado la novela.