Dictadoras, Rosa Montero

Decepcionante. Empecé a leerlo por la autora, sin darme cuenta de que no es suyo, sino un producto derivado de la preparación de un guión para televisión. Aparte de no ser realmente de Rosa Montero, el libro peca de desequilibrio. Las descripciones históricas y las biografías de los cuatro dictadores no están en relación con el estudio de las mujeres que influyeron sobre ellos, salvo quizá en el caso de Stalin, el capítulo más logrado.

El último capítulo, dedicado a Franco, sirve al menos para darse cuenta de que no está justificado colocarlo, ni colocar a Mussolini, al dudoso «nivel» de un Stalin o un Hitler. De las purgas de Stalin, incluso en su entorno familiar, con miles de muertos, o la «solución final» de Hitler con sus seis millones de asesinatos pasamos a los líos de faldas de Mussolini y a los bombones rancios de Carmen Polo y al trato de «alteza» para su nieta. En este contexto, nuestro anciano dictador y su entorno resultan sólo patéticos.

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