Viajeros medievales: los ricos y los insatisfechos, por Margaret Wade Labarge

Cuando leemos en El Señor de los Anillos que Gandalf dice al balrog en las cuevas de Moria  «No puedes pasar«, nos creemos que es una simple frase. Pero, cuando te has leído este libro, te das cuenta de que el «paso» es otra cosa, y que Tolkien, como profesor de Oxford y buen conocedor de lenguas medievales y de historia medieval en general, seguro que lo sabía. Porque el «Paso» es lo que queda a finales de la Edad Media, ya como elemento de lucimiento y diversión, de los antiguos torneos: consiste en el desafío de un caballero a todo el que quiera justar con él, en un lugar y durante un tiempo, sólo para probar el valor de los contendientes y adquirir fama y gloria. Y se llama «Paso» porque el que desfía no deja «pasar» hasta que no lo derroten. En la A-6, a la altura de Hospital de Orbigo, hay una efigie de un caballero medieval montado en su caballo, erigida en honor de Suero de Quiñones. La proeza consistió en desafiar a todos los caballeros que quisieran pasar el puente sobre el río, que defendió sin que le vencieran desde el 10 de julio al 9 de agosto de 1434, y de tal gesta surgió el libro del «Paso Honroso de Suero de Quiñones». Fama y gloria conseguidas, que era lo pretendido.

Otra bonita historia que se cuenta en el libro es el origen del nombre de Charing Cross en Londres. Pero ésta se la dejo a los que se lo lean.

Esto viene a cuento de que la historia, aun la medieval, no está tan lejos como nos creemos, y en concreto este libro sobre viajes no está nada lejos de nuestra época, y así lo dice su autora en más de una ocasión: Al margen de lo incómodo que debía ser moverse (porque lo hacían a lo grande, trasladando toda la casa, como quien dice), aunque la vida sedentaria fuera igual de incómoda, los viajes eran similares en todo lo demás:

La intención de los reyes, obispos y nobles en general al viajar por sus dominios era mostrar su cercanía, su poder y la cercanía de su poder. Es decir, trabajo, como los empresarios de ahora. O fines completamente utilitariosn (o sea, trabajo de nuevo), como los que viajaban por cuenta de algún poderoso para establecer rutas varias: el mejor camino para que un ejército llegue a Tierra Santa en otra Cruzada, el mejor camino para llegar a las tierras del Preste Juan , o las embajadas, como la Embajada a Tamerlán que envió Enrique III de Castilla, y que llevó a los viajeros-embajadores a lugares tan exóticos como Samarcanda.

Los motivos del resto de viajeros más o menos nobles y más o menos ricos eran la aventura, el afán de gloria, los votos y penitencias  en el caso de las peregrinaciones, y el afán de mejorar, en el caso de los hijos no primogénitos de grandes familias; es decir, como los emigrantes de hoy, sean jóvenes universitarios o inmigrantes subsaharianos, aunque el correlato de éstos últimos no lo encontramos en el libro, que sólo se ocupa de «los ricos y los insatisfechos», pero no unos insatisfechos  como podrían ser los campesinos que se fugaban en busca de tierras sin señor feudal, que había y muchos, sino los caballeros sin fortuna que querían mejorar.

Pero el libro es muy interesante y curioso: no sólo da una visión general de cómo eran los viajes, sino que los capítulos dedicados a los caballeros aventureros son así, aventureros, con personajes de interesante biografía. Y, a la vez, da una sensación de cercanía, ya que, como apunta la autora más de una vez, los viajes, los viajeros y los motivos para viajar no han cambiado tanto, porque la naturaleza humana, su curiosidad y su afán de aventuras tampoco ha cambiado tanto.

Acerca de Isabel

lectora de novelas, preferiblemente con argumento, aunque después de muchos años me empiezan a gustar simplemente las bien escritas. Mayorcita, me ceden el asiento en el metro cuando no me tiño el pelo, y mi hija dice que soy friki. Yo me siento joven, lo que debe de ser típico de mi edad. Y como esto no es una novela, adiós, que me enrollo.
Esta entrada ha sido publicada en Historia y etiquetada como . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta