Pinceladas para retratar a una generación transitoria: la primera que creció conscientemente en la nueva democracia española, en su contraste con las antiguas generaciones y en un clima de provisoriedad.
Mauricio es un joven dentista que se siente a gusto con su trabajo y, después de una juventud más bien «revolucionaria», ha alcanzado una estabilidad económica y social. Se encuentra con Fontán, un amigo del colegio, que le introduce en su grupo de amigos, del que forman parte Clotilde, pasante en un oscuro bufete de abogados, y algunos políticos del PSC.
Tanto una como los otros cambian su vida de burgués y le llevan a tomar parte en la campaña política y a conocer a personajes pintorescos de la labor de base del partido socialista, incluyendo a un cura obrero y a una aspirante a cantante, que anima las asambleas con su presencia y su guitarra.
El libro recoge fielmente la inseguridad de los protagonistas, su desencanto y sus aspiraciones. Mendoza renuncia aquí a su típico humor narrativo, si bien los personajes se prestarían a ello. Recoge asimismo elementos muy actuales, como la gestación de la nueva clase política española, la solidaridad ciudadana, ahora en trance de desaparecer, y la resistencia de muchos, jóvenes y no tan jóvenes, a tomar decisiones que comprometan la propia vida. Como todas las obras de Mendoza, se lee con gusto.