El desertor, Abdulrazak Gurnah


Abdulrazak Gurnah recibió el premio Nobel en 2021. Entonces leí los únicos libros disponibles en espanol o en alemán, y me gustaron, pero no me entusiasmaron. Poco a poco han ido saliendo otros libros, como si el autor o las editoriales se vieran obligados a justificar el premio. Esta novela de 2005, que comencé a leer con cierto escepticismo, me ha gustado mucho, a lo que han contribuido diferentes aspectos, no exclusivamente literarios, sino también por su ambientación en el mundo colonial tardío.
El libro comienza en una pequeña ciudad de la costa oriental de África, al norte de Mombasa, y narra, desde distintas perspectivas, la historia de Martin Pearce, un orientalista inglés que pasó mucho tiempo en Egipto y en Tanzania, de su amante indígena Rehana y de la nieta de ambos, Jamila, que aparece de la mano de una familia de maestros de Zanzíbar con tres hijos, que protagonizan los últimos capítulos.
Como de costumbre, Gurnah mezcla elementos autobiográficos con extensas descripciones de la situación política, social y cultural en su África natal, sometida en el siglo XIX y XX a intensos cambios, no siempre para bien. El papel de la compañía británica, propietaria de hecho de una gran parte del terreno y de sus habitantes, el destino de la población negra, sometida ya antes del colonialismo al poder de los árabes y los indios, y las luchas políticas antes y después de la independencia de Tanzania con Zanzíbar configuran el trasfondo ante el que transcurren las vidas de gentes sencillas, con poca formación y no siempre capaces de luchar por unos derechos que, en realidad, no tenían. En ese escenario somos testigos del amor de Martin Pearce, que llega a la ciudad costera después de haber sido robado y abandonado por sus guías somalíes, con Rehana, una mujer joven, abandonada por su marido, un comerciante indio, con todas las dificultades culturales que eso supone en una sociedad confesional en la que la pérdida del honor puede llevar a la lapidación. Un idilio similar tiene lugar cincuenta años más tarde entre Amín, el segundo hijo de una familia de maestros, y Jamila, la nieta de Rehana, también abandonada por su primer esposo.
El tono narrativo puede parecer en parte ingenuo, pero ayuda a ponerse en el lugar de los protagonistas, que se sienten en parte como hojas arrastradas por lo vientos del destino.
Muy buena novela, me parece.

Lo que opinan los demás:

«Una cuidadosa y sentida exploración sobre cómo la memoria nos consuela y nos desilusiona».
The Sunday Times

«Bellamente escrito y placentero. […] La obra de un maestro».
The Guardian

«Una narración absorbente sobre el abandono y la perdida. […] Gurnah escribe maravillosamente, […] con absoluta precisión».
The Daily Telegraph

Esta entrada ha sido publicada en Novela y etiquetada como . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta