Sobre la losa, Fred Vargas


Seis años después de la aparición de la última entrega de la saga de novela negra en torno al comisario Adamsberg, y tras una época en la que las publicaciones de la autora francesa se centraran en otros temas, como el cambio climático y la pandemia, Fred Vargas nos deleita con una nueva novela en torno a la comisaría disfuncional con sus originales personajes.
En pocas palabras: la novela repite la fórmula de éxito de las obras anteriores, con una trama sólida, elementos culturales como una leyenda bretona en torno a un cojo, un sucesor del famoso escritor romántico François-René de Chateaubriand y una banda de delincuentes cuyo origen se remonta a la época del colegio de su cabecilla.
Como de costumbre, Adamberg asume la investigación con una cierta indolencia, que se va conviertiendo en peligrosa a medida que los asesinos (o bien unos asesinos) lo colocan en el punto de mira. Junto a Adamberg volvemos a disfrutar de las andanzas de Violette Retancourt, una policía con una pegada de peso pesado, de Mercadet, que sufre de hipersomnia y, en un segundo plano, Danglard, Froissy etc.
La intriga, que en otras novelas de la misma saga no ocupa el primer lugar, va adquiriendo protagonismo a medida que se suceden los asesinatos y las amenazas, de modo que no queda más remedio que esperar a las últimas páginas para averiguar, junto con Adamsberg, quién es el asesino buscado, y por qué motivos actúa.
Un dolmen de tres milenios de antigüedad, al que el comisario acude a esperar que la «burbuja» de conocimiento llegue a él del pantano en que se oculta, se convierte en el oráculo que ayuda a Adamsberg a desvelar al asesino, literalmente en los últimos minutos del descuento.
Como de costumbre, una novela excelente, aunque la fórmula comienza a desgastarse tras once novelas, algunas de ellas reseñadas en este blog.

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