Almas grises, Philippe Claudel


La Gran Guerra, la Primera Guerra Mundial, sigue alimentando la literatura, el cine y el arte en general, además de haber marcado para siempre la vida y el destino de pueblos y personas, tanto en Francia como en Alemania. La interminable y absurda guerra de trincheras, sin otro fin que minar la capacidad bélica del adversario, se llevó a millones de jóvenes y adultos sin traer nada a cambio. Esta novela de Philippe Claudel, a pesar de haber sido escrita más de ocho decenios después, refleja el ambiente de esos años y las huellas que dejó en protagonistas, testigos y aquellos pocos que pudieron o intentaron mantenerse al margen de la locura.
El escenario es una pequeña ciudad a pocos kilómetros del frente, separada de este por una colina que velaba la vista, pero no el sonido de la guerra. Esta ciudad vive su propia vida, alterada, eso sí, por las columnas de tropas que marchan al frente, las del transporte de cadáveres que retornan y las de heridos y mutilados. Los personajes principales son el relator, un policía timorato, el juez, que se considera al margen del bien y el mal, un severo fiscal, viudo, que habita en una gran mansión, y una maestra, que llega al pueblo a sustituir a un instructor al que volvió loco la guerra. El «Caso» que ocupa a todas estas personas es el asesinato de una joven, llamada Belle de Jour, estrangulada junto a un canal. En la novela, escrita con un estilo comedido, acorde con el ambiente triste y falto de esperanza de los hechos y las personas que se describen, el autor guía al lector de la mano del narrador, barajando las distintas sospechas en una investigación en la que, en realidad, nadie tiene interés. La caracterización de los personajes, sea con antelación a los hechos, sea de la mano de estos, o sea a posteriori, como sucede con la maestra, es ejemplar. El lenguaje cuidado y escueto anticipa una puesta en escena en una película, que no tuvo gran difusión.
Me parece una excelente novela.

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