La forja de una rebelde, Lorenzo Silva y Noemí Trujillo


Lorenzo Silva ha creado junto con su pareja Noemí Trujillo a la protagonista de esta novela, la inspectora Manuela Mauri, del departamento de homicidios. Como va siendo costumbre en este género, la novela negra se combina aquí con consideraciones de otro tipo, como la vida familiar de la policía, la pandemia de covid y el confinamiento severo en la primavera de 2020, y la influencia de la literatura y el cine en las decisiones que tomamos.
La investigación que afronta Mauri es un doble asesinato, cometido con una escopeta de caza. Algunos de los sospechosos naturales tienen diversas coartadas y móviles, y algunos afrontan la situación con una actitud poco cooperativa. La hija del asesinado, Carlota, es una joven dominante e inteligente, que no parece muy afectada por la muerte de su padre, pero cuenta con una coartada incuestionable.
El caso se soluciona por la vía acostumbrada: búsqueda de pruebas y pistas en las cámaras, en las redes sociales, en el seguimiento de móviles, y en entrevistas con los supuestamente sospechosos y su entorno. Las consideraciones «morales» o éticas son, algo muy característico de la literatura actual, débiles y poco fundamentadas. No existe un baremo claro de lo que es bueno o malo, la responsabilidad es relativa y, en muchos casos, imputable a un historial que nadie puede elegir, y de un modo u otro todos somos culpables de algún modo de lo que sucede a nuestro alrededor. Una postura muy extendida que, no obstante, no tiene siempre la entidad que se busca como criterio de vida.
El oficio de Silva es de sobra conocido, y también el punto añadido de la cooperación con Noemí Trujillo. Es una buena novela, una de las primeras que leo en las que se trata el hecho social de la pandemia.

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