El gigante enterrado, Kazuo Ishiguro


Kazuo Ishiguro es un escritor singular. Ganó el premio Broker con «Lo que queda del día», libro inmortalizado por una película que sigue bastante fielmente el guión de la novela. Pero tanto en ese caso como en El gigante enterrado, la palabra escrita tiene algo que las imágenes no pueden dar: el tempo pausado, las conversaciones recurrentes e incluso el ambiente tenebroso que, en esta novela, se debe al aliento de un dragón hembra, que cubre con una niebla espesa los recuerdos de los habitantes del este de Inglaterra en la época final de los caballeros del rey Arturo y el mago Merlín.
Una pareja de ancianos, que vive en una extraña comunidad de britanos, decide ponerse en camino para visitar a su hijo, que vive a la orilla del mar. Durante los últimos días en su aldea y a lo largo del periplo se encuentran con un guerrero sajón, un joven aparentemente mordido por un demonio, el último caballero de la tabla redonda y muchas otras personas y seres míticos como trasgos, ogros y dragones. La narración es lenta para que el lector tenga tiempo de digerir las palabras de los ancianos y de los guerreros. Los temas de que trata la novela son eternos: amor y fidelidad, la precisión de los recuerdos, el honor, el olvido y la guerra, omnipresente en la Edad Media.
Recomiendo esta novela para esas temporadas en que se tiene tiempo para leer con los pies en alto y mirando al mar o a la montaña.

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