Kafka en la orilla, Haruki Murakami

Un buen libro como introducción en el mundo y la obra literaria de este autor de moda en muchos países. Difícil de encuadrar en los géneros literarios clásicos, yo veo, salvando las lógicas diferencias culturales, elementos comunes con el realismo mágico de García Márquez o Bioy Casares.
No obstante, a diferencia de aquellos, Murakami no ahorra tinta. Al contrario, sus descripciones pueden parecer a veces demasiado detalladas y completas y la obra acumula bastantes páginas. En cualquier caso, la traducción se lee con agilidad. La prosa sencilla no cansa al consumidor de libros de nuestros días y el ritmo de la novela capta la atención del lector.
Kafka Tamura es el nombre que se da a sí mismo un joven de 15 años que relata personalmente su perspectiva. Hijo de un conocido escultor japonés, decide escaparse de casa llevándose el dinero que encuentra en el estudio de su padre. Después de diversos lances y de conocer a Sakura, una chica que tiene la misma edad que su hermana, desaparecida de casa junto con su madre cuando el protagonista tenía pocos años, Kafka (que significa «grajo» en checo) llega a una biblioteca privada en donde conoce a la directora de la misma, una enigmática señora de la edad de su madre. En una segunda línea narrativa conocemos a Nakata, un anciano con impedimento mental, con el que empieza la línea mágica del libro. Un inciso documental habla de un misterioso suceso que tuvo lugar poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial.
El destino, la armonía, el amor y la tristeza, los sueños y la realidad, se van entrelazando en una trama convergente cada vez más rápida que lleva, un rasgo típico de Murakami, a un final abierto, que no pretende responder a todas las preguntas que plantea la narración.

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