Es una novela de humor negro con muchos matices, entre ellos la ironía que se gasta con la gente que critica un tema sin conocerlo. El libro trata de la persecución de la utopía, en este caso una utopía que, a ratos, parece posible. Y el desastre final, cuando la utopía ya ha alcanzado, por su atractivo, a personajes que, aparentemente, están inmunizados (como el primer ministro inglés).
No es un libro triste, sino una locura, ya que, como he dicho, a ratos esa utopía en concreto parece posible, pero hay que dejarse arrastrar (lo cual es muy divertido).