Me gustó la primera novela de Winslow sobre el narcotráfico en México y sus implicaciones políticas, de modo que me enfrenté a la continuación. Nada más leer la introducción queda claro que el autor retoma la narración donde finalizó la anterior. Como es habitual en estos casos, el único modo de conservar la atención del lector es aumentar la intensidad. Más muertes, malos más malos, buenos más buenos, más agencias y gobiernos involucrados, y a ser posible un ritmo más rápido.
Tengo que reconocer que el resultado no es malo. Incluso en la versión traducida se conserva la agilidad de la narrativa rápida. Aunque es una novela, el lector relaciona automáticamente protagonistas con personajes y situaciones reales, incluyendo al Chapo y su espectacular huida de la cárcel. Los protagonistas, y en parte también el lector, acaban algo traumatizados por la crueldad y la «ultraviolencia» a lo Naranja Mecánica que destila el libro. En definitiva, el final no es relevante. Lo es más darse cuenta de que las cifras de muertos coinciden con las estadísticas publicadas por el gobierno mexicano.
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