Una colección de relatos para los aficionados al mejor Delibes, al del campo, al del lenguaje llano y el arraigamiento en la tierra. En sus páginas nos salen al encuentro una «mártir de la pureza» local, un teso maldito, supersticiones, juicios de grajos, la perdiz patirroja y, sobre todo, la experiencia del autor, según la cual 48 años, los que el supuesto protagonista pasa fuera del pueblo, no son nada para un lugar de Castilla la Vieja.
Un libro para disfrutar del lenguaje y del «ser de pueblo».