Tocarnos la cara, Belén Gopegui

Sin duda una de las novelas más sugestivas de Gopegui, difícil de encuadrar en un género determinado, salvo quizá el de ensayo novelado. Sandra, que narra en primera persona la mayor parte del libro, conjuga empleos y situaciones sentimentales precarios con la cooperación en un grupo alternativo de teatro en torno al conocido profesor Simón Cátero. Un sugestivo proyecto denominado El Probador, en el que los actores asumen el papel de un espejo viviente para clientes reales, reúne a cuatro dispares alumnos de Cátero y a un amigo de éste, un ruso semi-exiliado.

La interioridad de cada uno de los participantes, la aparición de la antigua pareja de Cátero y un legado escrito de un antiguo maestro de éste se entrelazan con consideraciones y conversaciones teóricas en torno al teatro mismo, desde la antigua Grecia hasta nuestros días, y con el cinismo, la apariencia y la búsqueda de cada protagonista.

No es una obra sencilla. Sin embargo, encierra un mundo de sugerencias e impulsos. La narración, a flecos, se completa con el punto de vista de Cátero mismo en las últimas páginas, que desconcierta algo al lector, o que puede verse como la opinión misma de la autora.

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