La memoria del Agua, Teresa Viejo

Esta novela sirvió de base a una producción de televisión hace unos años. Como suele pasar en esos casos, la trama televisiva es muy distinta y, pese a la forma elegida con flashback y narración de la protagonista, no logra captar el ambiente de la novela.

Dos escenas sirven de prólogo y de introducción. La primera, en el frente de Guadalajara, con una deserción. La segunda, en Madrid en 1988, con una fotografía y una carta que Álvaro de Llano encuentra entre las pertenencias de su difunta madre, y que le llevan muy atrás en el tiempo. En la búsqueda de la verdad, Álvaro llega hasta una amable anciana, Amada Montemayor, que ha regentado una pensión en Argüelles. Es Amada quien narra la mayor parte de la historia en torno a La Isabela, un antiguo balneario, sepultado ahora por las aguas del pantano de Buendía. La historia del Balneario y de la familia Montemayor se mezcla con una trama policíaca, con varias tramas amorosas, con diversos sinos más o menos trágicos, con la Guerra Civil y con un psiquiátrico regentado por un misterioso médico.

El libro resulta difícil de leer. De hecho, lo he acabado solamente para ver cómo terminan las distintas tramas. A mi modo de ver, el lenguaje no logra modular bien la intensidad de la narración y de los sentimientos de las personas. No obstante, hay que reconocer que muchos de los personajes justifican una novela propia: desde el potentado que ha matado a su mantenida y es perseguido por un joven hasta la cupletista de los locos años veinte, desde la pareja de homosexuales en una época en que esto se consideraba una «desviación» y estaba penado hasta fugitivos ocultos en un sanatorio durante la guerra. Con un poco más de pericia artesanal, la novela podría haber sido excelente. Tal como es se hace larga.

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