He alternado la lectura de este libro con la audición y lectura del libro de Jon Fosse que precede a este en mi blog «Ales junto a la hoguera» y he podido constatar las grandes diferencias en el estilo narrador de dos excelentes escritores y, a través de éstas, la riqueza que otorga la lectura de literatura de calidad a nuestra vida. La Misión en París es una nueva entrega de las andanzas del Capitán Diego Alatriste y su protegido Íñigo, que lleva a los protagonistas nada menos que a la corte de Luis XIII de Francia y al enfrentamiento con el Cardenal Richelieu en medio de un juego de intrigas, alianzas y traiciones, con movimientos de peones sometidos siempre a los caprichos del poder y al azar de los combates.
Alatriste, enviado a París en misión secreta, que todavía no conoce, se encuentra en la capital francesa con algunos viejos conocidos, no todos ellos amigos, entre los que no pueden faltar Quevedo e Íñigo Balboa, a la sazón correo del católico Rey Felipe IV. Los diplomáticos le revelan el carácter de su misión, sorprendente y peligrosa, con todos los ingredientes de aventura, peligro e indefensión que suelen tener los lances diplomáticos y militares en épocas de guerra. La Rochela, refugio de los hugonotes protestantes en el Oeste de Francia, es el escenario de un lance que viene a enfrentar a nuestros dos espadachines a dos de los mosqueteros del Cardenal Richelieu, en concreto a Athos y a Artagnan.
El lenguaje arcaizante habitual, la singular idiosincrasia de Alatriste, el temperamento enamoradizo y combativo de Balboa y las descripciones precisas y nada agobiantes del autor contribuyen a crear una obra agradable de leer, con la previsibilidad y la variabilidad que suelen tener las series y que llevan al lector a preguntarse el porqué de su continuación. Un aliciente es sinduda el seguir acompañando a unos protagonistas con los que hemos entablado amistad y a los que ahora ya ponemos cara por virtud de las adaptaciones televisivas. La nueva entrega incluye como las otras los elementos necesarios para su puesta en pantalla, sea grande o pequeña.
La opinión de los demás:
«El escritor con agallas ha conseguido un doble milagro. Que los personajes hablen como nosotros y nosotros leamos como ellos hablaban. Larga vida al capitán Alatriste». Manuel Rivas, El País
«Duelo de espadas, intrigas diplomáticas, aventuras y una escritura ágil que equilibra acción con Historia: el lector vuelve a sumergirse en el Siglo de Oro con la sensación de estar allí, junto a los caballos que cruzan París a medianoche». Isabel Loscertales, El Periódico