La ciudad y sus muros inciertos, Haruki Murakami


Los aficionados a la narrativa de Haruki Murakami están acostumbrados a sus rasgos distintivos y a sus temas preferidos. Por ejemplo, a la música de jazz, o a la música en general, la comida casera japonesa, la intercambiabilidad entre las distintas esferas —la supuesta vida real, los sueños, la existencia de mundos paralelos— y, al mismo tiempo, el enraizamiento de los protagonistas en su vida ordinaria, con frecuencia anodina.
Los personajes típicos de Murakami son hombres de mediana edad, solitarios, que afrontan situaciones que, bajo una perspectiva común, parecen poco cotidianas. Esto sucede también en esta novela, con la salvedad que ese otro mundo es una ciudad amurallada, en la que el protagonista, o una parte de él, se ve desplazado para que asuma su función como lector de sueños. Otro personaje de esta novela es un joven autista, capaz de leer y retener el contenido de cualquier libro, y fascinado por el submarino amarillo de los Beatles.
En un epílogo, escrito por Murakami en contra de su costumbre de dejar al lector encontrar su propia explicación, o no encontrar ninguna, explica Murakami que el tema básico de este libro formaba parte de un relato del año 1985 que, después de su publicación, le pareció incompleto y su difusión un error. Por ese motivo, decidió retomar el tema y completarlo con una segunda trama, destinada a encontrarse con la primera en algún lugar de su mundo literario.
En definitiva, Murakami en estado puro. Una delicia para los que hemos seguido la trayectoria de este interesante escritor.
La opinión de los demás:
«Atención: Murakami —igual que los Beatles— provoca adicción.» Rodrigo Fresán, El País
«Leer a Murakami es una experiencia transformadora, es adentrarse en un bosque, bajar a un pozo, pasear por un sueño.» Antonio Lozano, La Vanguardia

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