Todo vuelve, Juan Gómez Jurado


Como ya comenté en este blog al hablar de «Todo arde» del mismo autor, los flecos que va dejando en la escritura y en la trama son puntos de enganche para secuelas y precuelas. El autor se precia de haber creado el universo Reina roja, al que pertenecen muchas otras novelas. La relación es puntual y no siempre coherente. En cualquier caso, las novelas pueden leerse de forma independiente.
Sin duda, la mejor de todas ellas es El paciente, de hace ya una década. Las demás van acumulando tramas inverosímiles con malos malísimos, un equipo de héroes y heroínas que no tiene tiempo para desarrollar una personalidad adecuada, pues pronto empiezan las luchas, las torturas, los tiroteos, las inteligentes deducciones y mucho más. Aunque se leen con agilidad, la calidad literaria va decayendo de una novela a la siguiente. En esta, en concreto, llaman la atención las repeticiones de expresiones e hilos narrativos que, si se lee el libro con interés, terminan cansando. A esto se suman inexactitudes geográficas e históricas (impresionistas alemanes) y, en algunas de las entregas, como esta, una descripción demasiado larga de un encuentro sexual.
La protagonista es Aura, la misma que en Todo arde. Se encuentra en prisión, en donde va a ser asesinada por una cuadrilla de reclusas por orden y con ayuda de la dirección de la prisión, la policía y gente diversa. Fuera del talego están sus dos hijas, al cuidado de Mari Paz, la legionaria gallega, y Sere, la informática pirada. A las pocas páginas empieza a destacar una familia que huyó de Alemania en los treinta y se afincó en Cataluna, logrando crear un emporio financiero e industrial.
Como ya dije arriba, bien para pasar el rato, aunque las 400 páginas alargan mucho este rato.

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