Nadie en esta tierra, Víctor del Árbol


Sigo a Víctor del Árbol desde la aparición de sus primeras novelas. Su estilo sigue evolucionando a mejor, sin perder una especial autenticidad, que se deriva sin duda de la propia experiencia del antiguo policía. Sus obras, con frecuencia tramas policíacas escenificadas en la actualidad y el pasado reciente, contienen la dosis correcta de suspense para conservar la atención del lector sin necesidad de jugar con él. Los personajes son, hasta cierto punto, creíbles, e incluyen un elenco de la población a todos los niveles.
En esta novela, el inspector de policía Julián Leal, gallego afincado en Cataluña, es imputado por impartir una paliza a un sospechoso de explotación infantil. En pocas semanas se acumulan los acontecimientos que agravan su situación, como la muerte de una cantinera en un pueblo de Galicia poco después de que Julián visitara la localidad, o su relación con una joven drogadicta que se encuentra en una clínica de desintoxicación.
Julián se niega a explicar los motivos de su actuación y, en consecuencia, el libro los va desvelando muy poco a poco. La narración, con continuos flashbacks, nos introduce en una historia de pueblos gallegos, de contrabandistas, de amigos de la juventud, de sicarios y bandas, de abuso de menores, de niños desaparecidos, de la impunidad que otorga el poder, y de la ambición sin límites de algunas personas.
Aunque las casualidades parecen a veces exageradas y, en este caso, se exponen como tales, la novela está muy bien escrita y se lee con gusto, pese a la dureza extrema del tema.
Recomendable.

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