14, Jean Echenoz


Jean Echenoz es uno de los escritores franceses consagrados de mi generación. Ha publicado mucho, ha ganado muchos premios y, en consecuencia, puede permitirse experimentar con la literatura. El título de este libro, 14, es el año de comienzo de la Primera Guerra Mundial. Se ha escrito tanto sobre este tema, tanto directa como indirectamente, que parece imposible tratar el tema con originalidad. Echenoz lo consigue. Se limita a describir la guerra, tal como la ve un grupo de amigos, cinco en total, que son llamados a filas al comienzo de la guerra, cuando todos pensaban que «será una cosas de pocas semanas». Los cinco jóvenes de la Vandea, en la zona de desembocadura del Loira, se despiden de sus allegados y, de un día a otro, se encuentran sumergidos en la vorágine de destrucción que acabó con muchos millones de jóvenes. La narración de los primeros días, hasta que entran en el primer combate, es impresionante por su linearidad. Otras líneas de narración hablan de la novia de uno de ellos, Blanche, hija de un conocido fabricante de calzado que hace el agosto con los suministros al ejército. El destino de los cinco jóvenes se describe en general con pocas líneas, precisas y quizá por ello impresionantes.
Un interesante intento de exponer una visión diferente de la guerra, que «le sucede» a los protagonistas sin dejarles tiempo para reflexionar.
La opinión de los demás:
¿Cómo escribir sobre la Gran Guerra, la primera guerra «tecnológica» del siglo XX, y la puerta, también, a medio siglo de barbarie sin precedentes? Echenoz se enfrenta a un nuevo reto literario que supera con maestría. La certera pluma del escritor avanza junto a los soldados en sus largas jornadas de marcha por los países en guerra y acompaña a cuatro jóvenes de la Vendée, Anthime y sus amigos, en medio de una masa indiscernible de carne y metal, de proyectiles y muertos. Pero también nos cuenta la vida que continúa, lejos de las trincheras, a través de personajes como Blanche y su familia. Y todo ello sin renunciar a esa sutil ironía que caracteriza su escritura, condimento imprescindible de un relato apasionante. «Esta nueva novela concentra y sintetiza lo mejor de la escritura echenoziana» (Florence Bouchy, Le Monde).

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