Tres hermanos, Elizabeth George

Esta novela de Elizabeth George, que habitualmente escribe novela policíaca, es un recital perfecto de qué es y cómo se extiende la anomia social. Sobre los marginados/marginales/asociales de Londres, hay varias visiones: Ruth Rendell perfila personajes en sus novelas a los que el cerebro, en algún momento de su vida, les ha hecho un clik, y eso les vuelve «incompetentes» para tener una relaciones sociales normales y una vida «corriente». Doris Lessing, en su novela «La buena terrorista» dibuja unos personajes marginales porque lo han elegido, debido a sus diferencias de personalidad con lo que se considera «normal», pero que desde una clase media en su mayor parte han elegido esa existencia paralela como opción vital. En cualquier caso, su origen no es marginal, y han podido elegir.

Elizabeth George, sin embargo, nos presenta unos hermanos que no son diferentes, sino que pertenecen a un grupo social que mayoritariamente se compone de familias desestructuradas y elementos marginales por extracción social, no por elección. Incluso dentro de este colectivo, que reside en guetos (aunque se les llame barrios), a los niños les va bien con su familia desestructurada (padre ex-drogadicto y madre enferma mental) hasta la muerte del padre. Y, aun así, tampoco les va mal con la abuela, hasta que aparece el elemento exterior, ya absolutamente perturbador y que desequilibra la balanza, en la figura de los amigos del novio de la abuela, presentada como una irresponsable e incompetente social, que no puede vivir cinco minutos sin un hombre al lado, aunque sea un inútil y cosas peores. A partir de este momento, los niños caen en una espiral como el que entra en un túnel que cada vez es más estrecho y más oscuro, hasta que los engulle. Porque la calle tiene sus propias leyes, que son más crueles que las de la sociedad, y que los niños no dominan, ya que hay que reconocer códigos que a priori no son evidentes y varían en cada barrio, aunque hay algunos que sí se saben en todas partes: no hay que chivarse ni pedir ayuda a los adultos, la poli es el enemigo, tienes que hacerte un hueco y que te respeten, o estás muerto.

Pero un solo error, y los hermanos son objeto de una venganza sutil e implacable que se va cumpliendo poco a poco, dejándolos sin salidas, ya que dos hermanos inteligentes son una amenaza para los jefes de la calle, que sienten que se cuestiona su prestigio cuando alguien muestra independencia,  y «Se trata de respeto».

Acerca de Isabel

lectora de novelas, preferiblemente con argumento, aunque después de muchos años me empiezan a gustar simplemente las bien escritas. Mayorcita, me ceden el asiento en el metro cuando no me tiño el pelo, y mi hija dice que soy friki. Yo me siento joven, lo que debe de ser típico de mi edad. Y como esto no es una novela, adiós, que me enrollo.
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