Un millón de gotas, Víctor del Arbol

Esta es una novela larga, pero Víctor del Arbol no es Galdós, o Tolstoi, o cualquiera de los autores de tochos que asociamos con esas tranquilas tardes de invierno con mantita, café y lluvia fuera -o frío-, en las que podemos embebernos en las seiscientas y pico páginas de trama.

Tampoco es que «enganche» con un argumento bien trabado. Hay una trama bien construida, la de los años dos mil, y otra dedicada a las brutalidades estalinistas, los fanatismos ideológicos varios de los años treinta y otros flecos, que no vienen al caso, y que ocupan unas trescientas páginas de las seiscientas de libro. Y eso es lo que lo hace interminable, porque esa mitad -la antigua- es prescindible. No aporta nada a la trama, aunque sí proporciona información sobre las purgas estalinistas y los gulágs; pero no viene al caso. El autor quiere presentar una trama moderna con raíces en el pasado, pero, en lugar de «despachar» esas raíces en unas pocas páginas bien escritas y dejando algún hueco para el misterio, ha preferido hacer flash-back -por capítulos, para hacerlo más fácil; nada de párrafos, que habría supuesto un poquito más de esfuerzo por parte del lector-. Y eso hace a la novela inconexa, incluso inverosímil, porque, a la postre, la conexión entre el pasado y el presente no se sostiene demasiado.

Por otra parte, y por mor de conectar episodios, incurre en algo muy común en las novelas no demasiado buenas, a saber: los tres-cuatro protagonistas, o los tres-cuatro personajes que construye el autor, se encuentran y reencuentran una y otra vez en situaciones y lugares inverosímiles, con el afán, por un lado, de crear un hilo conductor en la historia y, por otro, de no tener que construir nuevos personajes con una entidad, que es algo muy trabajoso. Pero, realmente, el autor se ha complicado la vida, porque sólo tendría que haber acortado la novela para hacer algo más coherente e intrigante, incluso moderno -hay algo de tufillo rancio en querer vincular las mafias actuales con los años treinta o cincuenta, como si no hubiera habido nada en medio-.

Así que yo propondría, si alguien quiere dejarse guiar, un método: Primero, leerse la novela sólo en los capítulos encabezados por las fechas 20…; y después, volver a leerla entera -todos sabemos ya lo que fue el estalinismo, pero quizás nos falta ponerle historias y caras-, pero ya sabiendo que no nos va a aportar más que conocimiento histórico, y no intriga novelesca.

Conclusión: Creo que la intriga está muy bien, pero si alguien quiere saltarse los capítulos «históricos», lo va a agradecer.

Acerca de Isabel

lectora de novelas, preferiblemente con argumento, aunque después de muchos años me empiezan a gustar simplemente las bien escritas. Mayorcita, me ceden el asiento en el metro cuando no me tiño el pelo, y mi hija dice que soy friki. Yo me siento joven, lo que debe de ser típico de mi edad. Y como esto no es una novela, adiós, que me enrollo.
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1 respuesta a Un millón de gotas, Víctor del Arbol

  1. verwalter dijo:

    Este libro ya está en el blog. Si buscas por autor lo encontrarás. Como de costumbre, tenemos visiones distintas, lo cual enriquece el blog.

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