La marca del asesino, Daniel Silva

Poco antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, un atentado reivindicado por la oscura organización islamista Espada de Gaza deja sin vida a todos los pasajeros de un avión comercial en ruta de Nueva York a Londres. El arma utilizada es un misil Stinger. El presidente y candidato republicano reacciona con misiones de castigo a los campos de entrenamiento y anuncia un programa de defensa antimisiles, del que se beneficiaría una conocida empresa de armamento.
El supuesto autor, miembro de la organización terrorista, aparece asesinado con tres tiros en la cara en una ballenera flotando en el Atlántico, junto a la vaina de disparo del misil. Michael Osbourne, antiguo agente secreto de campo y ahora encerrado en las oficinas de la CIA, se propone identificar a la organización que se esconde tras el autor material y encontrar al asesino que deja su trágica marca en la cara de sus víctimas. Esta tarea lo lleva a situaciones peligrosas, también para su familia y sus amigos, sin saber exactamente en quién puede confiar dentro de su agencia.
Una periodista, que cree conocer las implicaciones políticas de la empresa de armamento, de un conocido abogado y de la mujer del presidente, prepara un artículo acusando al mandatario de financiación indebida de sus campañas.
Una oscura organización, formada por importantes personalidades de la política, la economía y el crimen organizado, se reúne periódicamente y encarga a un asesino a sueldo regularizar una situación que tiende a escapársele de las manos.
Como es habitual en las obras de Silva, abundan las descripciones detalladas de lugares y circunstancias, sin que ello ralentice desagradablemente la narración. Para mí, Daniel Silva es uno de los mejores escritores de novelas de intriga política y acción en la actualidad. Creo que hace bien en retrasar el paso de sus obras al cine o, lo que sería peor, a una serie de Netflix o de Amazon.