He leído los dos libros de esta mini-serie de Gómez-Jurado en el orden equivocado, lo cual modifica lógicamente el juicio de la primera de las dos novelas. En este libro, el autor nos presenta a sus dos personajes principales, la investigadora superdotada Antonia Scott y el poli de Bilbao Jon, que rompe con numerosos clichés por su carácter irascible, por su condición de homosexual y por su buen corazón. También aparecen los malos, en especial Sandra y, en las últimas páginas a modo de anuncio, un misterioso asesino a suelto denominado Mr. White. A partir de estos personajes, que el autor va perfilando en los diversos capítulos, escritos desde distintas perspectivas, se monta una trama de ritmo creciente en torno a los secuestros de los hijos de dos personajes destacados de la economía española. Por un lado, el hijo de una banquera, hija a su vez del fundador del mayor banco europeo, originario de Santander, y la hija de un empresario del ramo de la confección, que ha llegado a ser el hombre más rico del mundo utilizando métodos que, en la novela, se asume que son poco éticos.
Como es habitual en las distintas variantes de la novela negra o géneros afines, esta obra se centra en las acciones y reacciones de los policías y en consideraciones acerca de la sociedad actual. Hay que decir que el personaje de Antonia Scott es muy interesante, aunque puede llegar a cansar (así lo hace en la segunda novela). La credibilidad queda un poco limitada por algunas exageraciones, pero la novela se lee con agilidad y mantiene la atención del lector.
En cuanto al lenguaje, el autor se toma muchas confianzas con el lector. Una, que resulta agradable, son las citas continuas de las canciones de Sabina. Otra es el lenguaje grosero, que llega a resultar desagradable. No solo los tacos y las blasfemias puestas en la boca de Jon, sino también la descripción detallada, por ejemplo, de los daños originados por una bomba en las víctimas. En fin, al igual que la segunda parte, es una novela entretenida, pero poco más.
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Tercera vez que comienzo este comentario y al buscar alguna referencia en google lo borro involuntariamente. Por si me vuelve a pasar, lo acortaré. Resumiré lo ya escrito (y borrado) diciendo que me han gustado las dos, con la salvedad, como dice Javier, de que algunos elementos inverosímiles. Pero, comparadas con la primera novela que leí del autor -La leyenda del ladrón-, donde el argumento era inverosímil, la historicidad, nula, y la narración algo farragosa, éstas son una maravilla; lo cual me lleva a pensar que ojalá, igual que otros maravillosos ejemplos -Vázquez Montalbán, Juan Madrid-, Juan Gómez Jurado escriba una saga de novela negra con los personajes de estas novelas y luego se atreva con otros géneros y emule la calidad de los anteriores; o siga con éstos u otros protas y éstas sean las primeras de una larga lista de novelas del género policíaco, como ya han hecho Lorenzo Silva, Eduardo Mendoza, Jorge M. Reverte o Domingo Villar. Cualquiera de las dos opciones me gustará, si sigue «progresando adecuadamente»