La revista Times incluye este libro entre las 100 mejores obras escritas en inglés. Cabe encuadrarlo en la media docena de novelas «católicas» escritas por el famoso escritor británico, que escribió El poder y la gloria a raíz de su estancia en Méjico en la década de los 1930, donde fue testigo de la persecución de la Iglesia Católica por un gobierno anticlerical y la llamada guerra de los cristeros.
Graham Green, convertido al catolicismo a raíz de su boda, fue hasta el fin de su vida una figura controvertida, sometido a vaivenes importantes que incluyen el alcoholismo, la separación de su mujer, con la que permaneció no obstante casado hasta su muerte y su actividad literaria, asombrosamente versátil.
El poder y la gloria recibe su nombre de la doxología que completa el Padre Nuestro en la liturgia, pero encuentra en esta novela un significado muy distinto. El protagonista, un sacerdote que ha permanecido en un estado mexicano ficticio durante la persecución de la Iglesia, administrando los sacramentos a los campesinos y los indios a pesar de poner en peligro su vida. José, así el nombre del sacerdote, es un hombre débil, alcohólico (llamado despectivamente «cura whisky»), con una hija ilegítima, fruto de una borrachera, que a pesar de todo tiene una profunda conciencia de su condición de sacerdote y del poder que le otorgan los sacramentos, especialmente la consagración de la eucaristía. No se considera a sí mismo un héroe, ni un mártir, sino un hombre débil, que no ha conseguido escapar de la amenaza de muerte por su propia indolencia e indecisión. Al mismo tiempo, considera un deber seguir administrando los sacramentos a los que se lo piden. Su oponente en la novela es un teniente de origen indígena, ateo convencido, que lo persigue llevado por un extraño odio a toda religión. La conversación entre ambos es uno de los puntos más destacados de la novela. También destaca un mestizo, el llamado atravesado, que le delata pero, al mismo tiempo, suplica su bendición. A estos tres se suman otros personajes, como un ex-sacerdote, casado para atenerse a las leyes estatales, un dentista norteamericano y una familia anglicana que lo acoge. El ritmo de la novela no es tan homogéneo como el de otras obras de acción del mismo autor, decayendo en parte en algunos capítulos y dejando ciertos «flecos». No obstante, se lee con gusto hasta el final.
No se trata de una novela apologética, que defienda la religión o a los sacerdotes, sino una obra maestra que plantea preguntas sin dar una respuesta unívoca. Excelente novela. Las adaptaciones al cine o al teatro acentúan distintos aspectos de la trama, pero no alcanzan la profundidad del libro.
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