Katie Kitamura nació en 1979 en California, y su vida ha transcurrido entre Estados Unidos y Japón. Actualmente es profesora de escritura creativa en Nueva York, un género que se va expandiendo y que produce de todo, tanto obras maestras como auténticos bodrios. Todos tenemos en la cabeza novelas clásicas de este tipo, aunque no se llamaran así: Cortázar, Joyce, Murakami y muchos otros. Incluso Delibes hizo alguna incursión en esta disciplina literaria.
Esta novela no me parece ni una obra maestra ni un bodrio, y realmente tiene muchos elementos positivos. Es algo así como una obra de teatro convertida en novela. Se trata de una sucesión de escenas, aparentemente estáticas, en las que los pocos personajes desarrollan diálogos y expresan con gestos un estado de ánimo con frecuencia equívoco. La trama tiene un corte antes de empezar el segundo acto de la puesta en escena, en el que todo cambia. Y el epílogo, que de alguna manera pone de nuevo las cosas en su sitio, nos revela cómo la autora ha estado jugando con nosotros, y nos abre todo un mundo de vivencias y experiencias que nos persiguen mucho después de cerrar la trama.
La protagonista y narradora, una conocida actora de teatro, se encuentra en un café con un joven que, por su edad, podría ser su hijo. El encuentro tiene carácter profesional, pues Xavier está buscando trabajo y un acceso al mundo del teatro. Mientras esperan la comanda, aparece Thomas, el marido, y no queda claro si los ha visto o no, pues aparentemente había quedado con otra persona. A partir de ahí, la obra juega con el lector y lo lleva da una percepción a otra.
Las opiniones que recojo al final pueden ser algo exageradas, pero reflejan la impresión que deja esta novela si uno se decide a entrar a su juego.
Curiosa e interesante. Una invitación a leer algo más de Kitamura.
La opinión de los demás:
Chetna Maroo «Kitamura es una pionera, creadora de su propio género».
Rachel Kushner «Las novelas de Kitamura son cortas, agudas y mortíferas. No creo que hoy en día haya alguien escribiendo mejor que ella en Estados Unidos».
Alex Preston, The Observer «Katie Kitamura es una de nuestras escritoras más brillantes. Dice mucho más con sus silencios, espacios en blanco e interrupciones que la mayoría de los novelistas con cien mil palabras».