El infierno, Carmen Mola


El «fenómeno Carmen Mola», como ya se llama en los círculos literarios, ha alcanzado un éxito inesperado, que no parece que vaya a tener fin por el momento. La serie de La novia gitana, luego La bestia, que mereció el premio Planeta, su secuela El infierno y otras novelas han tenido un impacto notable en la crítica y en las ventas. Era evidente que pronto aparecerían películas o series televisivas: la identidad y la procedencia de los autores, guionistas profesionales, lo avala. Todavía no he visto ninguna de estas adaptaciones.
Algunos críticos han encuadrado estas novelas en un nuevo género, que ellos llaman «negro sádico» por la violencia, a veces extrema, que incluyen. Al leer estas frases he recordado a algunas novelas de Pierre Lemaitre con el comisario Verhoeven como protagonista, o la saga pucelana de Pérez Gellida, por no citar más que a dos. Se puede discutir sobre la dosis de violencia que puede procesar un lector más o menos sensible, igual que se puede hablar de la dosis de sexo que puede contener una novela sin que se la deba considerar pornográfica. Ambos temas son importantes. Los expertos en literatura saben que ambos aspectos, tanto la violencia como las descripciones sexuales, pueden utilizarse como medio de manipulación. Autores tan relevantes y controvertidos como Berthold Brecht lo dejaron escrito así en sus notas para la representación escénica.
También se echa en cara a los autores del colectivo «Carmen Mola» que sus libros adolecen de escasa calidad. Que se evitan complicaciones en el estilo y en la trama en pro de una narración lineal y rápida. Que sus libros tienen una clara orientación visual. Que falta unidad en el estilo, pues son tres plumas las que trabajan. Todos estos argumentos son serios, y no soy yo quién para confirmarlos o rebatirlos. Lo que es un hecho es que las novelas se leen con agilidad.
El infierno comienza en Madrid en la época de los motines y las intrigas de Prim para echar de España y del trono a Isabel II. Una joven corista de un teatro de variedades, Leonor, se ve involucrada sin quererlo en una refriega callejera en la que participa un estudiante de Medicina, Mauro, y llega a matar a un soldado de la Reina.
Ambos se ven obligados a abandonar el país, y llegan a Cuba, en condiciones muy distintas, donde se ven involucrados en luchas políticas y en tramas criminales de diverso tipo.
Llama la atención que los diálogos son demasiado «uniformes» y quizá demasiado «modernos». No tengo claro que las personas de finales del siglo XIX pensaran y hablaran como lo hacen los personajes de este relato. De todos modos, no me parece una mala novela.

La opinión de los demás

EL NUEVO Y BRUTAL THRILLER DE CARMEN MOLA QUE MÁS DE 2 MILLONES DE LECTORES ESTÁN ESPERANDO. (Casa del libro)

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