Ojalá cayera una bomba, Gerrit Kouwenaar


Gerrit Kouwenaar es uno de los novelistas holandeses más apreciados del siglo XX. Nació en 1923, de modo que fue testigo directo de la ocupación nazi de 1940 a 1945. Durante este periodo de tiempo cooperó con varias publicaciones clandestinas en contra de los invasores, actividad por la que fue condenado a seis meses de prisión. Después de la guerra formó parte de un importante grupo de escritores en los Países Bajos.
Esta breve narración relata el comienzo de la guerra visto por un adolescente de 17 años, Karel Ruis, que vive con sus padres y sus dos hermanos en una ciudad no nombrada. La inminente invasión por parte de las tropas alemanas y la supuesta defensa de los ingleses y los franceses no pasa de ser un tema de fondo que no le preocupa especialmente en los últimos días del curso escolar en agosto de 1940. Más bien le atraen la novedad y las emociones de una posible guerra. Su tío, casado con una mujer de las colonias holandesas en el Pacífico, le encarga que lleve una carta a una mujer, supuestamente su amante. Esta ocupación le lleva a moverse por un país que, de repente, ha entrado en guerra, y que pronto capitula ante la Alemania de Hitler. Los sentimientos frente a su familia, a su país, y a la hija de la amante de su tío se superponen con las acciones bélicas, que le impactan de lleno.
Interesante por las reflexiones de un adolescente que ve en la posible guerra un intento de salir de una vida anodina.

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