Diario de afuera, Annie Ernaux


Annie Ernaux escribió este diario a comienzos de los años 90, cuando se mudó del centro de París a la periferia. No es una novela propiamente dicha, sino una recopilación de apuntes sobre sus observaciones, sus impresiones y sus sensaciones en un nuevo entorno. La autora cita a un crítico literario francés: «A un escritor de verdad se le reconoce por sus cuadernos de notas». Es una verdad sabida y compartida por muchos escritores.
Un requisito para poder escribir, más incluso que la imaginación, es saber observar. Escuchar los retazos de conversación que se perciben en el metro, contemplar las reacciones de los demás ciudadanos ante una situación inesperada, anotar las palabras de niños jugando en la calle, o los comentarios de clientas que hacen cola ante el carnicero. A esto se suma la inevitable introspección, por ejemplo, las propias reflexiones al entrar con gran expectación en unos grandes almacenes y al salir de nuevo sin haber comprado nada, o la sorpresa ante la respuesta de su peluquera, a la que ha preguntado si le gusta leer: «Oh, no me molesta(!) leer, pero no tengo tiempo».
No me parece una publicación superflua, si bien sus opciones de ventas se deben menos a la calidad literaria o a las dotes de observación de la altura que al hecho de haber ganado varios premios, incluyendo el Nobel. Se puede leer y releer con gusto, disfrutando de los pensamientos que han inundado la cabeza de la autora antes de pasar al papel.

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