Armadale, Wilkie Collins


Esta novela es una de las grandes obras de Wilkie Collins (1824-1889), escrita para su publicación por entregas, un tipo de difusión muy común en aquella época, que Collins practicaba al igual que su amigo Charles Dickens. Esto explica el volumen de la narración, que puede parecer excesivo si se lee de una tirada, y su distribución en unidades «digeribles» y en parte repetitivas. Si alguien se decide a leer este libro, lo que ciertamente vale la pena, le recomiendo que lo haga en varias etapas, intercalando otras lecturas. La trama puede seguirse bien a pesar de las interrupciones, pues el número de personajes relevantes no es excesivo.
Allan Armadale, un potentado inglés, dicta en un balneario suizo una carta destinada a su hijo, quien deberá recibirla cuando cumpla la mayoría de edad. En la misiva se narra la historia familiar, se comunica la existencia de una herencia y se conmina a su receptor a evitar cualquier contacto con determinadas personas, que pueden suponer un peligro real para el joven.
A partir de ahí se desarrolla una historia muy inglesa, que transcurre por Londres y Norfolk, por las colonias del Imperio y por algunas ciudades europeas. La ambición, los celos, la inocencia y la impulsividad de los jóvenes y las malas artes de una mujer, apoyada por una taimada curandera y un supuesto médico, amenazan la vida y la prosperidad de los dos protagonistas que, debido a los lances de la fortuna de su padre, llevan oficialmente el mismo nombre.
Collins es un escritor excepcional. Como dije al comienzo, el estilo y el ritmo pueden parecer algo repetitivos, y la novela en general se hace larga. No obstante, pienso que vale la pena leerla.

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