Elogio de las manos, Jesús Carrasco


Este escritor nacido en Olivenza, Extremadura, saltó a la fama con su libro Intemperie, un relato crudo que habla de caciques, de poder, de pobreza, de desesperación y de la vida al aire libre. Le siguieron otras novelas, de corte muy diverso, y ahora una narración en parte autobiográfica, que difícilmente puede calificarse de novela, acerca de la relación del autor con el trabajo manual. Salvo los nombres, parece que el contenido descrito es en parte verídico, tanto en sus grandes líneas como en numerosos detalles.
El narrador comienza explicando cómo su amigo Joselu pasó una noche en un pueblo cercano a Sotogrande durante una travesía a vela con Ignacio, el propietario de una casa rural en ruinas y el terreno circundante. Al partir, le ofreció la posibilidad de utilizarla a su discreción hasta que comenzaran las obras de construcción de apartamentos, previstas para poco tiempo después. La idea de pasar allí las vacaciones de verano dio paso al deseo de arreglar la casa para hacerla más habitable. Con el tiempo, más de 10 años en total, la parcela se convirtió en el centro de la vida estival y vacacional de la familia del narrador. Los apaños iniciales dejaron su lugar a obras más extensas, generalmente sin ayuda ajena, durante las que el narrador y su familia se atrevieron cada vez con empresas más exigentes.
Carrasco combina los relatos familiares y vecinales con pensamientos y citas acerca de la vida humana, el progreso, los vínculos familiares y vecinales y la importancia de apreciar la relevancia que tiene cada día, irrepetible y digno de ser vivido. Citando de uno de sus capítulos, lo contrario de la vida no es la muerte, sino el miedo.
Muy buen libro, que da muchas y lúcidas ideas para afrontar el paso del tiempo.

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