Álvaro Pombo deja por una vez su línea de personajes homosexuales de las últimas novelas y se adentra en un convento de la Trapa en la provincia de Granada. Una pequeña comunidad, fundada gracias al patrocinio de una noble local. La bucólica serenidad de la vida conventual se ve alterada un día por la muerte del padre Abel, encontrado ahorcado en las cuadras. Pese a una nota que demuestra claramente que se trata de un suicidio, el padre prior decide calificar la muerte de accidental, resultado de una enajenación temporal, y pasar página.
Pese a esta postura, las injerencias de la condesa, de un periodista local, agnóstico declarado y antiguo conocido del prior y del fallecido, y de Miguel, un sobrino del difunto, y la aparición de unos cuadernos con reflexiones del suicida generan intranquilidad en la comunidad y llenan unas páginas de gran intensidad introspectiva y filosófica, en las que se aprecia la formación fenomenológica de Pombo y su conocimiento de la religión católica. La legitimidad y actualidad de las órdenes contemplativas, la posibilidad de una intimidad del hombre con Dios, la eterna cuestión del merecimiento de los dones divinos y muchos otros temas van llenando las conversaciones y reflexiones de los personajes.
Una novela corta pero intensa, interesante por la caracterización de los personajes y por las preguntas que plantea, sin querer ni poder dar una respuesta definitiva.