Salir a robar caballos, Per Petterson


La expresión que da nombre a esta novela es utilizada en la obra por un niño —el narrador mismo, en la década de 1940, invitado por un amigo a montar los caballos de un granjero vecino— y por su padre, antiguo enlace de la resistencia noruega contra la ocupación nazi en aquellos mismos años, que se refería con ello a sus actividades clandestinas. Muchos años más tarde, el narrador vuelve al bosque, cercano a la frontera con Suecia, y compra una antigua casa para reformarla y pasar allí los últimos años de su vida. La narración va pasando de una década a otra en ambos sentidos, y el narrador recuerda a los personajes relevantes en su vida: la familia vecina, en la que se produjo un accidente trágico el mismo día en que salieron a montar a caballo, un vecino solitario, implicado en la lucha contra los invasores, y sobre todo, su padre, un personaje contradictorio que, a pesar de todo, deja una huella indeleble en su hijo.
Novela de corte lírico, tan parca en palabras como los habitantes de esa zona en el centro de la península escandinava, y tan vinculada al suelo en que habita como se conoce de los noruegos de campo. Salvo un par de acontecimientos dramáticos, como son la muerte por accidente de un niño y el asesinato de un fugitivo a manos de los alemanes, el resto de la novela es apacible y sigue el ritmo de las estaciones, sobre todo el invierno.
Agradable novela, que lleva la imaginación y la cabeza a paisajes poco conocidos.

Opiniones ajenas:

A los sesenta y siete años, Trond decide dejar la ciudad de Oslo e irse a vivir a una cabaña en un bosque de la región más oriental de Noruega con la única compañía de su perro. La soledad y el estrecho contacto con la naturaleza le devolverán a un día de su adolescencia, cuando su amigo Jon apareció de improviso en su casa: «Íbamos a robar caballos. Eso fue lo que me dijo, plantado en la puerta de la cabaña en la que pasé aquel verano con mi padre. Yo tenía quince años. Fue en 1948, a principios de julio. Los alemanes habían abandonado el país tres años antes, pero no recuerdo que siguiéramos hablando de ellos».

A partir de ese episodio, Trond rememorará los meses en que descubrió el mundo de los adultos y su vida cambió para siempre. Salir a robar caballos retrata con inteligencia y sutileza los primeros encuentros del protagonista con la belleza, la tragedia y la fragilidad de la existencia. Una novela inolvidable –publicada originalmente en 2003 y traducida a más de cincuenta lenguas– que se ha convertido ya en un auténtico clásico contemporáneo.

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