Una mujer, Annie Ernaux


Completo mi incursión en la literatura de la ganadora del Premio Nobel de este año con esta obra, galardonada en Francia y dedicada a la madre de la escritora. Ernaux apuesta por la autoficción declarada y, en consecuencia, sus temas son recurrentes y se repiten. Esto lo compensa la autenticidad del relato, en el que se combinan siempre la descripción de los hechos con reflexiones acerca de las trampas y las oportunidades que nos brinda la memoria y con las diferencias en la percepción de nuestro entorno y las personas que lo componen a lo largo de los años.
Una mujer es una narración breve, muy intensa y ágil. Comienza con la frase que escribió nada más volver del entierro, constatando que su madre acababa de morir, y recogiendo algunas de las impresiones que nos suelen asaltar cuando perdemos a una persona querida. Sobre todo la rotunda realidad de que el mundo sigue su curso, y que la persona fallecida y todo lo relacionado con ella han pasado, por así decirlo, a otro mundo.
Una vez que se ha aceptado el estilo de la novela, en esa especie de consenso que se acuerda siempre con el autor del libro que estamos leyendo, no queda más remedio de reconocer que está bien escrita, que mantiene el ritmo y que, sin necesidad de más trama que la vida misma, capta al lector y lo acompaña hasta la última página.

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